Una alternativa demográfica para Asturias
Revisando lo mucho y bueno publicado en la prensa asturiana y el Regio Lab de la Universidad de Oviedo sobre la evolución demográfica del Principado, se aprecian muy resumidamente tres tendencias irreversibles: la población autóctona decrece por falta de natalidad, la más pobre de Europa; la población se concentra en el eje Gijón-Oviedo produciendo un progresivo vaciado del ámbito rural en ambos lados; hay un gran contingente emigrante de nada menos que 120.000 asturianos en el exterior, que conservan su derecho a voto.
Algunas proyecciones al cercano 2030, estiman una pérdida de más de 60.000 nativos asturianos y un envejecimiento de la población que puede dificultar extraordinariamente el aprovechamiento de las nuevas tecnologías y el desarrollo de sectores intensivos en mano de obra, como turismo, hostelería, construcción, comercio, pesca y marítimo.
Al mismo tiempo, se constata que la situación de nuestros emigrantes en Argentina, Chile o México, por citar las principales concentraciones accesibles, va a pasar por muy malos momentos, el Cono Sur especialmente. La economía mundial entra en una de sus ingratas fases de ajuste y la política local no parece estar, precisamente, como para cambiar el rumbo.
De manera que si sobran asturianos allí y nos faltan aquí, tal vez podamos organizarnos de otra manera, incentivando la reocupación de los municipios abandonados por hijos y nietos de nuestros propios hermanos emigrantes y aportando una dosis de rejuvenecimiento y justicia generacional.
Son esos municipios los que les vieron partir por necesidad años atrás, separando tantas familias, y tendría lógica que sean quienes primero los abrazasen al regresar. Prioridad para las comarcas y empleos más necesarios, y el ofrecimiento de nuestras instituciones y nuestra pujante sociedad civil para hacerles más grata y fructífera su vuelta.
O asumimos esa responsabilidad moral y organizativa respecto de nuestras familias emigrantes o en pocos decenios lamentaremos la oportunidad perdida. Todos tenemos o tuvimos una madre que carta tras carta nos decía que no podría descansar ni morir hasta vernos de nuevo a su lado. No basta con conservar las cartas, imposible es siempre lo que no se intenta, y disponemos de una vasta estructura de Centros Asturianos en el exterior, suman 42 los activos, y unas facilidades de comunicación como nunca tuvimos. Es el momento de actuar. Ahora o ya nunca.
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