Museo de la Ciudad de Oviedo
Un emprendedor es una persona que diseña, lanza y pone en funcionamiento un negocio partiendo de una innovación con el objeto de ganar dinero; un emprendedor social es aquel cuya finalidad es un bien comunitario sin lucro personal. El Museo de la Ciudad de Oviedo es un objetivo de la Alcaldía. En el acuerdo de gobierno con Ciudadanos aborda el tema y en su punto 102 lo menciona: "Creación de Museo de la Ciudad y Archivo Municipal".
Una de las máximas de cualquier gestor público sería ofrecer más recursos con menos impuestos, de tal modo que el contribuyente sabría diferenciar a los buenos de los malos y a los ahorradores de los despilfarradores. No me cabe duda de que el alcalde Canteli, como buen gestor de lo público, sabrá apreciar el caramelo que en forma de palacio de Inclán y Leyguarda de 2.000 metros cuadrados se ubica al lado del Ayuntamiento. Tener la posibilidad de abordar y conseguir un equipamiento cultural, poder llevarlo a la excelencia en cuanto a su contenido y dar un arreón importante a la propuesta para que la ciudad de Oviedo opte a convertirse en Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco, tantas veces reclamado por distintos sectores sociales, excita la imaginación de cualquiera.
Señor alcalde, permítame decirle: ¡está usted de suerte!, se lo digo porque a no más de cincuenta metros de su despacho en la Alcaldía cuenta con un palacio en el que alojar la historia viva de nuestra ciudad, desde la Monarquía Asturiana a los albores del siglo XXI. Dar a conocer lo que fuimos da respuesta a una necesidad vital de los que estamos, el saber o vislumbrar lo que seremos y encontrar parte del motivo de nuestro comportamiento como pueblo ante el mundo, reencontrarnos con nuestros antepasados ayuda a conformar nuestra auténtica esencia.
Si por un lado tenemos un turismo cultural en franco crecimiento, por el otro podemos afirmar con rotundidad que el desconocimiento que existe concerniente a nuestro patrimonio es palmario, haciéndose más hondo y profundo en el segmento más joven de la población. Es curioso observar cómo el público no para de hacerse selfies con las obras muebles o inmuebles más emblemáticas de Oviedo, pero no por ello adquiere una información que le sea útil para su formación. Casi todo forma parte de un plan diseñado por compañías que hacen creer al turista formar parte de la categoría de mujeres y hombres de mundo.
Tenemos la oportunidad de crear una gestión cultural atractiva, sugestiva, que provoque al espectador y además "que mole" al grupo. No podemos aburrir; somos o debemos ser ingenieros de la imaginación; construir imaginarios con soportes de contundentes perpiaños de autenticidad, sin banalizar.
Señor alcalde, negocie usted con Patrimonio del Estado, hágase con la cesión del palacio de Inclán, adecéntelo y conviértalo en un señuelo para que la ciudadanía se informe de lo que fuimos, de nuestra importancia en la historia de Occidente, y haga saber al mundo entero que sin Oviedo quizás el mundo hubiera sido otro.
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