Las redes sociales, una buena herramienta en nuestras manos
Celebramos no hace mucho el Día Mundial de las Redes Sociales. Si Mario Bros o la croqueta tienen el suyo, no es de extrañar que algo que ocupa diariamente 2 horas y 27 minutos de media a la población mundial cuente con su propia celebración.
En 2022 ya no hay mucho que explicar sobre las redes sociales. A estas alturas de la digitalización en la que nos encontramos inmersos —acelerada vertiginosamente, además, por la pandemia—, pocos son ya los que no las usan y prácticamente ninguno él que no las conoce.
Según el informe “Digital 2022”, en España 9 de cada 10 personas usan las redes sociales a diario. No es una cifra muy cuestionable, si tenemos en cuenta que WhatsApp es considerada como tal, encabezando la lista de las más usadas entre los usuarios de internet con un 90%. Le sigue de cerca YouTube, con un nada despreciable 89,3%, y Facebook se sitúa a continuación con un 79%. Instagram, por detrás, pero cada vez más cerca, con el 69%.
Perfiles personales, de organizaciones y empresas alimentan sin descanso nuestras redes, proporcionándonos información de todo tipo que, como es también ya bien sabido, en muchas ocasiones hay que poner en cuarentena. Pero sería un error que demonicemos al mensajero por culpa del mensaje.
Las redes sociales son el mayor canal de comunicación que ha existido hasta el momento. Nada ha permitido a las personas estar más cerca, por mucha distancia que hubiera entre ellas, estar informadas al segundo de que se produzca la noticia o dar la valoración de un producto a la marca de forma tan fácil, por muy grande que esta sea. ¿Quién podía hablar con Coca-Cola de tú a tú antes de que estos tuvieran perfil en Twitter?
SUMARIO: Sobre los beneficios y contrapartidas de la digitalización
DESTACADO: El mayor problema de las redes sociales es que nos olvidamos de que se construyen con tecnología y que para usarlas necesitamos máquinas, pero que su fin son las personas
Internet, y con ello las redes sociales, ha cambiado el paradigma de la comunicación empresarial. La empresa ha dejado de ser el emisor únicamente para ser un receptor, en otros muchos momentos, de lo que el cliente emite. Y pobre de aquella empresa que no sea receptora.
Las compañías no solo deben de estar atentas a lo que el cliente les manifiesta directamente sino a lo que este va a manifestar de sus productos o servicios en sus perfiles personales. El famoso boca-oreja antes era importante, ahora puede ser decisivo…Las orejas son miles, millones en muchos casos.
Por contrapartida, las empresas encuentran en las redes sociales un canal perfecto para mostrarse al mundo, de forma continua, por muy pequeña que sea su organización, pueden tener su hueco en el plano digital.
El mayor problema de las redes sociales, así como de la digitalización en general, es que nos olvidamos que se construyen con tecnología y que para usarlas necesitamos máquinas, pero que su fin son las personas. En mi trabajo durante años con empresas, las redes han sido la herramienta que nos ha permitido lograr fines tan humanos como desarrollar un sistema para que los ancianos de una residencia pudieran recibir las felicitaciones de familiares y amigos, tras visualizar el vídeo de la celebración que les preparaban en el centro; o ayudar a que la segunda generación de una confitería con más de 40 años de historia pueda seguir manteniendo de forma exitosa a toda su plantilla y tradición usando este escaparate al mundo.
Personas, personas y personas. Siempre están detrás.
Está claro que en las redes se pierde el contacto físico, pero las personas siguen estando ahí, con las mismas necesidades que si no mediara una capa tecnológica entre ellas.
El ser humano es un ser social con una gran necesidad de pertenecer a un grupo para sentirse parte de él, sintiéndose útil y respaldado.
Esto explica el éxito de las RR SS y de asociaciones de diversa índole, como es el caso de Mujeres de Empresa —cuyo fin es respaldar a la mujer empresaria, autónoma o profesional, en su trayectoria, que nació en plena pandemia gracias a la eficacia de las redes sociales y en la que todas las asociadas jugamos un papel relevante.
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