Parodia de la vida misma
En una sociedad libre, mientras las personas no violen los derechos personales o de propiedad de los demás, y mientras sus acciones sean pacíficas, sus asociaciones sean voluntarias y sus interacciones sean consensuadas, depende de ellos lo que hagan con o a su cuerpo, no del Gobierno de turno.
Algo parecido han debido de pensar las prostitutas de la Plataforma de Personas Afectadas por la Abolición, que con lemas conocidos como "Mi cuerpo, mi elección", «¿Vais a quitarnos nuestro trabajo?», «Sois peor que Franco» o «Nací libre y ahora me quitáis ese derecho», se han dado cita en Barcelona, Bilbao y Valencia, para una concentración de prostitutas, recepcionistas y responsables de burdeles, anunciantes, limpiadoras... todas las personas, en definitiva, que se verán afectadas por lo que llaman la «deriva inquisidora puritana» de la izquierda, asegurando que la ley del PSOE atenta contra la libertad, es "prohibicionista y está llena de prejuicios".
Han ido más lejos dejando caer que hay "pisos francos" (los picaderos de toda la vida), que son auténticos platós de grabación encubiertos, con audios e imágenes de sus clientes que podrían salir a la luz, como cargos sindicales, empresarios de todo pelaje, deportistas de élite o políticos (también del PSOE).
¿Están seguros los legisladores de remover el avispero, abriendo la milenaria caja de Pandora de los vicios carnales, enfrentándose a la furia desatada de un lobby que mueve mucho cash sano, limpio de "polvo y paja"?
Respecto a los padres de la patria y su deber de controlar sus inclinaciones y arrebatos, recuerdo las declaraciones de Juan Manuel de Prada, en el mes de diciembre pasado: "La casta política está infestada de psicópatas con una vida moral y afectiva hecha añicos, en muchos casos adictos a las drogas, entregados en la intimidad a las pasiones más aberrantes". A estos ¿no les afecta la ley?
Resulta escandaloso que el Gobierno de coalición compuesto por PSOE y Unidas Podemos, mientras permite las charlas y el visionado de porno en los colegios (eso sí que es digno de estudio), pretenda abolir la prostitución... por falta de clientes. ¡Ahora sí que vamos a morir todos!
Con lo fácil que sería regular esta situación, pagar los impuestos correspondientes y respetar los derechos de todos.
Saludos cordiales
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