Un día de abril...
Un día de abril, allá por Semana Santa, ingresa mi madre en el Hospital Central de Asturias por problemas cardiovasculares de riego. Mi madre es una persona con muchos problemas de salud, no mueve un brazo ni una pierna y tampoco habla con fluidez por un ictus antiguo, aunque se apaña para caminar y desenvolverse en su casa con algo de ayuda.
Después de ingresar y estudiar su caso deciden operar para mejorar el riego de la pierna, pero como ya le había pasado en otras ocasiones no cicatriza y demora el posoperatorio.
Empieza la odisea:
Días después de la operación, estando bastante mal de salud y ánimo, la tienen que cambiar de habitación debido a que su compañera coge una infección y la aíslan, supongo que por alguna bacteria resistente tan de moda.
Ese mismo día nos llama mi madre llorando por la noche porque resulta que el hijo de la nueva compañera apareció allí con la intención de dormir borracho y fuera de sí, comenzando a decirle improperios a mi madre y faltándole con insultos a la par que da patadas y golpes a su cama. Cuando el personal de planta se da cuenta le invitaron a irse, pero el trauma y desesperación causado a mi madre le hace mella.
Pregunto después al personal de planta si le habían prohibido la entrada y cuál es mi sorpresa que me dicen que no se la pueden prohibir. Como es lógico le digo a la enfermera que yo no puedo estar al día siguiente con ese señor en la misma habitación sabiendo lo que le había hecho a mi madre y por supuesto mi madre después del miedo y disgusto que pasó tampoco.
Pues después de darme negativa a prohibirle la entrada hago saber al personal que si llego y esta ese señor, va a haber más que palabras. Solo en ese momento se movilizan para cambiar a mi madre de habitación metiéndola en una en la que estaba sola pero que era como un zulo ya que daba a patio interior cerrado y no había luz solar. Increíble, ¿verdad? No acaba ahí...
Días después tiene hemorragia en la zona de la operación, tienen que intervenir de nuevo, en esta ocasión ya le cogen músculo para coser y cerrar la herida, pero este hecho hace que ya no tenga fuerza en esa pierna para poder andar. Pasa a ser totalmente dependiente.
Al ya no poder sentarse ni ir al baño con normalidad empieza a tener dolores de estar tanto echada y le salen llagas, yo que no sé del tema busco por internet y descubro que hay unos colchones antiescaras que evitan que salgan llagas. Le comento a la enfermera que si podríamos llevarle uno y ponérselo y me dice que no, que los hay allí pero que lo tienen que solicitar y le comento que por favor lo haga. Así que resulta que en el caso de mi madre, que saben que si le crea una ulcera no le va a curar fácilmente, si no se me da a mi por comentarlo, allí nadie se preocupa de solicitarlo. A los dos días se lo ponen. Increíble nuevamente, continuamos...
A los días empieza con síntomas de covid y da positivo, no sabemos si lo cogió allí o se lo llevamos alguna de las visitas. Queremos pensar que otros familiares que a la par lo tuvieron se lo contagiaron, aunque también pudo ser al revés.
En ese tiempo ya le detectan bacterias de esas famosas resistentes, no nos queda claro si la infección vino por una vía sanguínea puesta. También a la par le aparecen otros problemas de corazón y al final la tienen que derivar a la UCI por falta de oxigenación. Un día nos dicen que es por el problema de que tiene neumonía, al otro que no, que es por el problema de corazón y al siguiente otra vez que sí que era neumonía. Aún hoy no lo tengo claro porque empeoró hasta el punto de que estaba sedada e intubada durante unos días.
Vuelve a la planta y sigue con bacterias y ahora parece que también hongos. Desesperada por el dolor que le genera la ulcera de 8cm x 5cm y bastante profunda creada por la mala gestión del colchón antiescaras.
Todavía después de esto tuvimos varias odiseas y cosas increíbles pero por fin después de 3 meses allí resulta que de un día para otro le quitan todos los tubos y vías le hacen un catéter le ponen dos stent y para casa nos dicen. Cientos, si no miles, de euros después en TV y parking. Pero en la cárcel, gratis. ¡Qué vergüenza! Todo sea por contribuir a los chiringuitos.
Hoy estaba programada la vuelta a casa, va para casa sin cicatrizar la operación y con una úlcera en el coxis que entra un puño entero. Desde las doce de la mañana preparada esperando el transporte ya que tiene que venir en camilla. Resulta que a la hora que os escribo, son las 22:00 están subiéndola en la ambulancia para llevarla a casa. ¡Increíble nuevamente! ¡Desde las 12!
Tengo que decir que estoy completamente defraudado con todo lo ocurrido, con el hospital y su organización y con la muy muy pobre información que se da a los familiares en toda esta odisea, sobre todo teniendo en cuenta que es una persona que no habla bien ni entiende y lo que le dicen a ella no nos llega.
Por otra parte, tengo que dar las gracias al personal que se portó muy bien con ella, sobre todo algunas enfermeras que ya saben ellas si lo leen quiénes son.
En la UCI hay un personal espectacular en enfermería y trato al paciente, también saben ellas quiénes son. Digo ellas porque son el 95% chicas, aquí la equiparación no llega.
En resumen, espero no tener que volver nunca a ese hospital que me ha dejado con tan mal sabor de boca en algunos aspectos. Los que están al mando y organizan deberían hacérselo mirar mucho.
Por desgracia no me quedará otra que ir si enfermo. Los currantes no podemos ir a la clínica Ruber.
Siento haberme extendido tanto pero os aseguro que aún me he quedado corto.
Un saludo y salud para todos, que esta sanidad nuestra no es todo lo buena que podría.
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