Agonizante servicio de Correos
Resulta difícil de entender cómo un servicio público no trata de acercarse y mejorar la relación con el ciudadano. Día a día Correos empeora, se hunde, se esconde. Está claro que quieren desprestigiarlo para proponer su privatización.
A continuación describo algunos hechos que corroboran mis palabras:
La oficina principal de Correos, aquí en Oviedo, sigue en obras, ¿hasta cuándo? O no hay dinero, o voluntad, o quieren que se pudra antes de inaugurarlo. Se suponía que la oficina de Santa Susana era provisional, pero tal parece que la provisionalidad es la realidad de Correos.
La oficina de Nicolás Soria la quitaron por derribo del edificio y aprovecharon para clausurarla. La oficina de León y Escosura acaparó una zona mucho más amplia, con el consiguiente trastorno de desplazamientos para el pobre ciudadano. Es una oficina pequeña para sus fines, que cuando la reformaron se les «olvidó» poner buzón en la fachada; teniendo que ir a preguntar al mostrador (colándose) que si es allí donde se dejan las cartas. El otro día saqué número y había «veinticinco» personas delante de mí y allí no había ni sitio para esperar (menos para sentarse), ni oxígeno para respirar (todo cerrado). Para más inri se dedican al reparto de bombillas, a la venta de chicles, recargas de tarjetas para móviles, lotería, tarjetas postales...
No me extraña que con esta política de ventas los bancos españoles no quieran trabajar con ellos y tengan que recurrir a los extranjeros.
Hasta para comprar una insignificante «estampilla» te tienes que poner a la cola, y si tienes alguna duda búscate la vida, ya que el servicio de información brilla por su ausencia. Todos los años suben el precio de los sellos, un céntimo o dos, y cuando vas a primeros de año todavía no tienen los del nuevo valor, teniendo que combinar sellos para completar los céntimos. ¿Tan difícil sería subir el valor cada dos o tres años, redondeando a los cinco céntimos y tener preparados los nuevos valores?
Si tienes que llevar un paquete de peso, tienes dos opciones: ir al CC de Los Prados, que tiene buen aparcamiento y horario o ir al CC Las Salesas; aunque este último tiene el inconveniente de que hay que jugar al escondite para encontrarlo y hacer cola entre platos de ducha. ¿Quién tendría tan maravillosa idea?
Hablando del escondite, podríamos jugar a buscar los buzones de Correos que hay en Oviedo. No, no se crean que están en grandes avenidas o plazas, eso sería ponérselo muy fácil al ciudadano y dar más trabajo a Correos. Por la calle Uría no pasa nadie, por la Losa de Renfe tampoco y en la avenida de la Florida hay pocos habitantes.
La falta de personal obliga a dejar de repartir el correo diario en algunas zonas de Oviedo capital. Esto es el principio del fin de Correos.
Francisco Martínez López
Oviedo
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