UP de Langreo: el fracaso del fútbol base
No hay nada más triste que echar a perder el esplendor de una época. Que en este caso, y por lo que se refiere a la temporada 2014-2015, y durante cuatro años más, fue un ejemplo de lo que debe ser el trabajo de cantera, bajo un lema que debería presidir la práctica del fútbol a esas edades tempranas: "Todos tienen derecho a jugar; aquí no sobra nadie".
Al comienzo del periodo mencionado, la cantera del UP de Langreo contaba con 62 fichas, incluidos entrenadores, delegados y los propios futbolistas (de haber continuado esta precaria situación, algunos equipos no hubieran podido salir a competir). Un acuerdo con el Eulalia Álvarez, que desde hacía varios años entendía el fútbol base como un elemento a la par formativo y deportivo, permitió que esta escuela aportara el resto de fichas, hasta llegar a completar la ilusionante cifra de 200. A partir de este momento el UP de Langreo salió a competir con la denominación de Langreo Eulalia.
Desde entonces se produjo un aumento de equipos en todas las categorías, con el añadido de que casi todos ellos llegaron a jugar en Primera, lo que hacía que los niños no tuvieran problemas para encontrar sitio en alguno de los grupos en que se repartían esas categorías: A, B, C, e incluso D. Y siempre bajo la filosofía de que todos tienen derecho a jugar.
Como resumen de esta etapa, el número de fichas había aumentado nada menos que hasta 364, lo que demuestra a las claras el excelente trabajo que se realizó durante ese tiempo. Y ya que el fútbol formativo y de cantera es una carrera de fondo, el trabajo desarrollado en estos años ha dado los frutos merecidos: el ascenso del juvenil a Liga Nacional y del Regional, que militaba en la última categoría del fútbol regional y llegó a ascender hasta Tercera División.
Tras una año de transición (temporada 2019-2020), llegamos al momento en el que el UP de Langreo asume la gestión del fútbol base. A partir de entonces, esa máxima que lo había precedido se viene abajo, pues comienzan las expulsiones. Hasta tal punto se procede con criterios arbitrarios, por no demorarme en amiguismos y demás, que incluso en la temporada de transición, cuando todo funcionaba aún de un modo normal (el juvenil de Segunda había ascendido a primera categoría y quedaba otro juvenil en Tercera), se expulsa de ambos a los más antiguos, nada menos que a once en total, cifra que debiera hacer sonrojarse a los responsables de tamaña insensatez, por emplear un eufemismo. Y todo para traer en su lugar a otros jugadores que, presumiblemente, podrían dar mejor rendimiento. Este rosario de injusticias, que solo sirve para perjudicar a los jóvenes y a sus familias, continúa en plena sazón, pues hace solo unos días, el 15 de julio, se comunica telefónicamente la baja a cuatro infantiles de primer año y a dos de segundo. Con el añadido de que se avisa tarde, cuando ya todos los equipos tienen prácticamente confeccionadas sus plantillas, y sin que en ningún momento (otros clubes al menos sí lo hacen) se les ofrezcan otras alternativas: hay este o este otro equipo al que podrías ir.
Y para que no quede ninguna duda de que la arbitrariedad y el amiguismo forman parte intrínseca de algunos dirigentes de este club, asistimos a la paradoja, inmerecida y dolorosa donde las haya, de que el entrenador del equipo de Tercera División, Ricardo Terente, capitán y jugador que más partidos disputó con el UP de Langreo en su historia, se vio obligado a dimitir por serias desavenencias con la política deportiva del club, cuando el equipo ocupaba un lugar seguro en la tabla. Después, la historia es sobradamente conocida: pérdida de un partido tras otro y al final el descenso de categoría.
Todo lo resumido no es más que el reflejo de unos dirigentes que entienden el fútbol solo desde un prisma mercantilista, donde lo único que cuenta son los resultados, y a los que nada importa jugar con las ilusiones (a veces hasta con la salud) de unos niños y de sus familias.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo

