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Soñé que el fuego se helaba

4 de Agosto del 2022 - José Luis Sancho Sánchez (Zaragoza)

“Soñé que la nieve ardía, y que el fuego se helaba”. Esta jotica navarra me ha despertado de un sueño terrible. He soñado que el oro de los malos estaba pagando a los quemadores de los montes en todo el mundo. La jota me ha rescatado; quién sabe si hay conjura o el simple resultado de la nefasta administración humana, así que me ha llevado a la esperanza de que Dios va a decir ¡basta!, y va a traer ya su Reino, para que por fin se haga su voluntad en la Tierra y el fuego se hiele para salvarla.

Hay sueños imposibles porque el ser humano los hace imposibles, pero hay sueños, deseos, esperanzas y anhelos en los que podemos y hasta debemos poner fe, porque quien los garantiza es nuestro Creador, que no nos ha hecho para morir y morir rabiando. Quien optó por la muerte fue el hombre al desafiar la soberanía de Dios, decidiendo para sí mismo lo que está bien y lo que está mal. Dios ha permitido que se vea el resultado hasta el final: “Y vino el tiempo fijado para que los muertos sean juzgados y para recompensar a los que temen tu nombre... y para destruir a los que están destruyendo la tierra” (Apocalipsis 11:18).

La Tierra ha sido hecha para el ser humano, para que viva y sea feliz, y esa sí es una esperanza maravillosa que ningún ser despreciable puede truncar: “Solo un poco más, y los malvados ya no existirán. Pero los mansos poseerán la tierra, y verdaderamente hallarán su deleite exquisito en la abundancia de paz. Los justos heredarán la tierra y vivirán en ella para siempre (Salmos 37:10, 11, 29). Os traslado este sueño porque vivo en tensión estos días pensando que os debo algo, antes de llegar ya a la sala de espera donde están mis antepasados.

Hay sueños que merecen el sentimiento que da fuerza al alma, ese poder humano todavía capaz de alcanzar la gloria de lo sublime. Sin sueños, los hijos de Dios hechos con la tierra y el agua pronto decaen para ser tan solo animales racionales, seres sin más objetivo que la supervivencia. Si persistimos en el sueño de un mundo mejor, el sueño nos hará mejores y Dios nos hará despertar en él... pero antes: “Porque entonces habrá una gran tribulación. Desde el principio del mundo hasta ahora, no ha habido una tribulación igual, y nunca más la habrá. De hecho, si ese tiempo no se acortara, nadie se salvaría; pero por causa de los escogidos ese tiempo será acortado” (Mateo 24: 21,22). Escogido... ¡por qué? Os dejo la reflexión.

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