El latido del mundo (expansión e imperio II)
H. J. Mackinder fue quien creó el concepto geopolítico de "Heartland" (dando una conferencia en 1904 ante la Royal Geographical Society, de la que era miembro como geógrafo, siendo a la par director de la London School of Economics and Political Science). Definió "Heartland" como un corazón triangular cuyos lados situó entre el Mar Blanco y el Golfo Pérsico (oeste), y desde allí al Estrecho de Bering (este), para completarlo retornando al Mar Blanco (norte). Un corazón de tierra que separa China y Europa. La motivación de Mackinder quizá fuera avisar al Imperio británico de que de ese corazón podría surgir un gran imperio de la tierra. Porque en eso estaban entonces (1904) el Imperio ruso, el Imperio austro-húngaro y el káiser alemán Guillermo II (todo ello trajo consecuencias que marcaron el siglo XX). Ese mismo año el kaiser Guillermo II se enfadó mucho cuando el presidente Theodore Roosevelt emitió un Corolario (de la doctrina Monroe) que establecía que, si un país europeo amenazaba o ponía en peligro los derechos o propiedades de ciudadanos o empresas estadounidenses, el Gobierno estadounidense estaba obligado a intervenir en los asuntos de ese país para «reordenarlo». Dejaba claro que en EE UU latía un corazón que en 1898 había acusado a España de colonial, y la había derrotado y expulsado de Cuba, Filipinas, Guam (Guaján) y las islas Marianas del norte, mostrando así su idea expansiva como nuevo imperio colonial (Guam y las islas Marianas del norte son aún, en la actualidad, territorios no incorporados y están bajo la administración de EE UU). Pero entonces nadie protestó y la incongruencia se mantiene.
En estos latidos del mundo hemos de tener presente también los misticismos: tanto los ideológicos como los religiosos (tienen el mismo sustrato). Serían: el misticismo contra la libertad individual (comunismo y socialismo radical); el misticismo por la libertad individual (liberal, socialdemócrata y democratacristiano), el misticismo del cristianismo (ortodoxo, protestante y católico) y el misticismo oriental (musulmán, hinduista, y el budista-chamánico-sintoísta). Todos ellos, o cualquier otro misticismo así considerado, dan forma a la geopolítica-civilizacional o cultural que, de alguna forma, aglutina al pueblo bajo el poder geoestratégico (siempre amoral) de los gobernantes con sus guerras y violencias.
Digamos pues que, con la guerra de Ucrania, el corazón del mundo de los imperios de tierra está latiendo y, como siempre, bombea invasiones hacia Europa desde el "Heartland". Pero también bombea una estrategia comercial que podría convertir a China en un nuevo imperio de la mar global como antes lo fueron otros. India y Oriente próximo deberían mirar más a África para ayudarla a emerger productivamente, porque puede ser su corazón.
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