Resistiendo a la Oclocracia
Lo que Ortega y Gasset consideraba poder de las masas es ahora el poder de los poderes que inducen, aleccionan, controlan y dirigen las masas. Creo que podríamos llamar a eso Oclocracia. Me decía un joven amigo hace unos días, cuando vino a pedirme que dijese unas palabras en el funeral de su madre, que a su hija de catorce años le obligan en el instituto a leer y considerar un libro sobre el mundo homosexual. Habló con la profesora suponiendo que la niña podía escoger otra lectura, como un clásico, por ejemplo, y la respuesta fue oclocrácica: no.
Supongamos que quien lee este periódico puede escoger lo que lee y lo que no, aunque no haya podido escoger su contenido. Puede que lo arrastre un poco la corriente del río oclocrácico, que se manifiesta en el ambiente general, pero si es consciente y quiere seguir libre, puede resistirse nadando contra corriente con esfuerzo independiente, y así puede ir saliendo a la orilla libre. Lo mismo puede hacerse ante cualquier corriente de poder oclocrácico.
Esa es la orilla donde uno se para y se cuestiona si lo que se le propone, o a lo que parece abocado, le interesa o no, e incluso si se le hace difícil escoger, entonces se toma tiempo, estudia, reflexiona, y considera si eso es bueno o malo, si lo somete o lo libera, si le ayudará a crecer como persona, es decir, si le aportará valores morales, éticos, cualidades apreciables que guían el correcto comportamiento humano, o será engullido por el comportamiento humano sin valores, el sucio, el egoísta, el banal, el que se está imponiendo oclocrácicamente.
Allí en el cementerio, recordé la cita de Santiago 4:4: “¿No sabéis que la amistad con el mundo es enemistad con Dios?”. Y también 1 Juan 2:16: “Porque todo lo que hay en el mundo... no se origina del Padre, sino que se origina del mundo”. El mundo está compuesto de seres hechos a la imagen de Dios, (Gén. 1:27), pero el ser humano se ha distanciado tanto de su Hacedor, Padre y Maestro, que ha venido cediendo más y más posición a su enemigo: “El mundo entero está bajo el poder del Maligno” (1 Juan 5:19).
Naturalmente al entrar en la sala, ya había decidido escoger otros textos bíblicos que nos llevan a la esperanza de una resurrección en esta Tierra, pero no en este mundo. “Los justos heredarán la tierra y vivirán en ella para siempre” (Salmos 37:29). No será fácil guardar integridad mientras haya corriente oclocrácica, o como queramos llamarla, pero Jesús no se dejó vencer y nos puso el modelo: “En el mundo tendréis tribulación. Pero ¡sed valientes!, yo he vencido al mundo” (Juan 16: 33). Con esa esperanza tendremos que nadar y nadar contra corriente.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo