La remodelación del Gobierno
Si hay algo que encanta a José Luis Rodríguez Zapatero es hacer cosas que poco o nada tienen que ver con el sentido común, o con lo que la gente cabal considera mas adecuado. Sus ocurrencias, como ya sabemos todos los españoles, dejan en un segundo plano los principios y la seriedad exigibles a un presidente del Gobierno de un país de la importancia del nuestro. Cuando la ciudadanía, incluidos muchos socialistas, que ya empiezan a estar hartos de su secretario general, estaba deseando elecciones generales anticipadas, para aclarar el escenario político y acabar con la heterodoxia que nos invade, Zapatero firma unos acuerdos con los nacionalistas vascos que, los propios representantes del PNV lo han dicho, rompen la caja única de la Seguridad Social y, sospechamos, van a permitir que el entorno de ETA pueda acudir a las próximas elecciones municipales, huelga pormenorizar la gravedad del asunto. Tenemos un presidente que pone sus intereses personales por encima de los del Estado, pero también de los de su propio partido, lo que ha pasado con las forzadas primarias en la organización socialista de Madrid y la situación en que se va a quedar Patxi López en el País Vasco son buena prueba de ello.
Una vez garantizada la continuidad de la legislatura se ha remodelado el Gobierno con cambios y nuevas incorporaciones que parecen una burla a los ciudadanos. El nuevo ministro de Trabajo, Valeriano Gómez, que acudía el 29 de septiembre a la manifestación contra la Reforma Laboral, dice ahora que no se siente incómodo defendiendo globalmente dicha reforma. Tenemos una nueva ministra de Sanidad, Leire Pajín, que ha pasado de Secretaria de Organización del PSOE a titular de una cartera de la que no tiene ni puñetera idea. Dicen que, con un guiño a la izquierda, se ha elegido a la ex-alcaldesa de Córdoba, Rosa Aguilar, para el ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino. Debe de ser una broma porque Aguilar traicionó al PCE a IU y a los ciudadanos de Córdoba abandonando sus responsabilidades para incorporarse como independiente a la Consejería de Obras públicas Vivienda y Ordenación del territorio que le ofreció el Partido Socialista de Andalucía. Nunca juntará suficiente dinero la izquierda para pagar al PSOE, que tiene una gran afición a pescar entre sus militantes, la limpieza de oportunistas y sinvergüenzas realizada durante tantos años. Tampoco parece razonable, salvo que sea para resarcirla del disgusto madrileño, que se dé el ministerio de Exteriores a Trinidad Jiménez y su mande a su casa a Moratinos. Si fuera de dominio público las veces que el ya ex-ministro ha salvado el culo al presidente Zapatero la gente lo entendería aún menos. Jiménez tiene una amplia experiencia en asuntos internacionales no solo porque viene de una familia de diplomáticos, también por sus años como responsable de las relaciones con Iberoamérica, pero Moratinos era un peso pesado con unos conocimientos sobre los asuntos africanos y de Oriente Medio, entre otros, que no admiten comparación. Pero la guinda, sin duda, ha sido el ascenso de Rubalcaba a vicepresidente del Gobierno, compartiendo, además, el ministerio del Interior (de la Vega irá a lucir los caros modelitos que estrena a diario al Consejo de Estado). Rubalcaba que, junto con José Blanco, es uno de los mayores maquiavelos del reino, será el encargado de los comunicados a la prensa y el verdadero hombre fuerte del Gobierno después de Zapatero. Por último está la incorporación de Ramón Jáuregui como ministro de la Presidencia.
La remodelación ministerial tiene un rasgo común en el perfil de sus protagonistas, son gente de verborrea fácil y tirón mediático. A Zapatero parece importarle mucho más disponer para las próximas campañas electorales de buenos vendedores de humo que de técnicos y profesionales que resuelvan los gravísimos problemas que España tiene planteados.
En este país, donde el oportunismo impera, proliferan los que quieren arrimar el ascua a su sardina. Hasta el secretario general de CC OO, Fernández Toxo nos ha salido diciendo que la remodelación ministerial ha sido forzada por el éxito de la huelga general del 29 S.
Nuestra imaginación ni de lejos está a la altura de las cosas que pueden pasar en los próximos meses por la cabeza de Zapatero, seguro que volverá a sorprendernos con alguna pirueta inverosímil.
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