Las máquinas y los dedos
Los avances tecnológicos que se llevan experimentando en las últimas décadas son de tal envergadura que parece que estamos cediendo el protagonismo a las máquinas y que son estas las que nos dominan y mueven el mundo. Una visión, a mi modo de ver, equivocada porque, por muy inteligentes que estas sean, pierden toda su eficacia si apretamos un botón.
Y un botón se aprieta con un dedo, con un simple dedo, y una máquina, cualquier tipo de máquina, se apaga. Para ponerla en marcha de nuevo podemos utilizar el mismo dedo o cualquier otro dedo, propio o ajeno. A veces ni siquiera el dedo, una huella puede ser suficiente, una simple huella, y comienza a funcionar.
Es así de sencillo, o complicado, según lo queramos ver.
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