Preparémonos para lo peor
Europa debe asumir que está sola. Estos cuatro años de Administración demócrata en EE UU son solo un espejismo. La democracia en aquel gran país (y, probablemente, no solo en él) ha sido pervertida por cataratas de desinformación y falsedades que son arrojadas de manera inmisericorde sobre la gran masa que, en un muy alto porcentaje, no tienen la formación necesaria para tamizar todo lo que les llega, dejándose llevar dócilmente hacia un matadero moral. Por todo ello, es más que probable que el populismo radical de un partido republicano secuestrado por un individuo peligrosísimo, vuelva a hacerse con el poder en poco más de dos años. En todo ello, no se debe obviar la gran responsabilidad de un partido demócrata que, además de carecer de líderes con pujanza y carisma (Biden presenta una imagen de debilidad penosa y Kamala Harris ni está ni se la espera), se ha focalizado en temas muy concretos (derechos LGTBI, feminismo en sus peores facetas, como las cuotas o el "me too", etcétera) que, aunque puedan resultar legítimos, en ningún caso centran las preocupaciones de la inmensa mayoría de la ciudadanía y, por ende, de la población votante. Por todo ello, más vale que se trabaje dando por sentado este escenario de vuelta a la involución en los EE UU y se potencien decisiones de realpolitik que ayuden a navegar por las turbulentas aguas que se avecinan.
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