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Crisis económica: un fraude ectoplásmico

18 de Noviembre del 2010 - Enrique Burguet Fuentes (Oviedo)

La crisis económica existe y por desgracia no hace falta practicar la radiestesia para su prospección, pero la tenemos bien merecida al apoyar con nuestros votos a gobiernos «varita mágica española», que no gobiernan los intereses de los españoles más desfavorecidos y que han financiado guerras, para matar a seres humanos o que actualmente se dedican a pegar bandazos, y a la prestidigitación, esgrimiendo tretas, cobardemente, con el fin de agotar una legislatura en este país en el que nunca hubo gobiernos decentes. Bien decía Bossuet que «el verdadero fin de la política es hacer cómoda la existencia y felices a los pueblos», evidentemente, no es este el fin perseguido por nuestros políticos, sindicatos, etcétera.

Matar a personas y costear los ejércitos destacados cuesta mucho dinero y las consecuentes crisis que históricamente preceden a todas las guerras. No es imposible referir aquí la suma total de causas destacables que diagnostican nuestra precaria situación, pero estoy seguro de que el «ápeiron» se encuentra formando parte del complicado e imperfecto mecanismo del cerebro humano. Pero destaquemos algunos buenos ejemplos:

El «mercado negro». La plaga de detestables personajes nada patriotas y que desde su saco egoísta y avaro sin fondo disfrutan de un trabajo o trapicheo añadido a su profesión: valgan los ejemplos sobre jefes de corporaciones municipales, economistas, licenciados, etcétera, que poseen algún negocio añadido. Alimañas depredadoras ansiosas del «tener y atesorar» ante «el ser persona», aun cuando hay españoles sin trabajo que echarse en boca. Añadamos otro ejemplo verídico: en un lugar de las afueras de Oviedo, de cuyo nombre no debo acordarme y que será más prudente omitir, ha mucho tiempo esta parte que existe una cantera de la que me dispongo a dejar constancia, repitiendo «verbatim cuanto vi y oí», sin aventurar interpretación alguna. Existen dos maltrechos pobres diablos que tienen por misión efectuar un trabajo de vigilancia a turnos de 12 horas, en mañanas/tarde, y tarde/noche, trabajando todos los fines del año incluyendo festivos y puentes. Pues bien, cobran un mínimo salario y son servidumbre vilipendiada como en los «Santos Inocentes», no sólo por los directivos de la empresa sino aun por los operarios, de enchufe; ¿clase obrera?, veremos: son parte integrante del conjunto cerrado con su propia ley, simios carentes de escrúpulos, educación, escuela y valores humanos. Estos dos infelices desempeñan bajo intrusismo, un trabajo con funciones de vigilancia de camuflado con la asignación de «porteros», anteriormente «auxiliares de vigilante», pero hubo un cambio de empresa hacia otra que echa a un compañero para explotar a los dos restantes, así les sale más barato, y sin convenio. El guardia (antes, auxiliar/hoy, portero). Abre por la mañana el acceso a las 5 horas, para que comience la llegada de los operarios de los camiones-hormigonera y otros. Estos operarios «pelotas», que pueden comenzar su actividad a partir de esta hora, no tienen establecida hora de salida, prolongándose hasta cuando desee el personal directivo; generalmente hacia las 8.30 o 9.30 horas, aprox. En la cantera ellos trabajan todos los fines de semana a media jornada o desde las 7 de la mañana hasta las 7 de la tarde, trabajando incluso los días festivos del sector de la construcción y puentes. Volviendo a la podrida empresa asturiana, ubicada en Avilés, decir que dispone de personal extranjero que trabaja más barato que los españoles. Aquí no acaba la cosa, estos dos «porteros» no poseen material adecuado para desempeñar su labor, se encuentran solos y desamparados y los obligan a cubrir un parte de servicio relleno de funciones que no realizan en su competencia, como tapadera para realizar intrusismo en la categoría de vigilantes de seguridad, y si no hay conformidad, meten al inmigrante, que no protesta. Yo no los considero españoles, su patria es el templo del poder y el dinero obtenido con la explotación, y su lema, «el fin justifica los medios para lograr el ego-interés». Una crisis económica utilizada como eficaz herramienta por el actual negrero, el empresario que no quiere dar y pagar el trabajo, para así, él, enriquecerse más aún. Con todo, buena parte de esta crisis no existe, es una crisis ectoplásmica creada por los depredadores antiespañoles que ostentan el poder y nos roban a todos.

Ya lo decía Richard Ford, que residió cuatro años en España: «Cuando preguntamos por los bandidos, relata, pudimos convencernos, como lo están ya los españoles sensatos, de que no los encontraríamos en los caminos, sino en los bufetes de los abogados y, mejor aún, en las oficinas del Gobierno».

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