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Si nos falla el PP, podemos votar a Ideas

23 de Octubre del 2010 - José Manuel Fernández Arias (Las Regueras)

Me coge la intención de dirigir mis quejas nuevamente a la alta dirección de LA NUEVA ESPAÑA (LNE) por la dureza aparentemente injustificada con la que este diario trata a Francisco Álvarez-Cascos, con unas claras y contundentes manifestaciones suyas hoy, obviamente a otro diario regional, en las que deja muy clara su disposición decidida a encabezar la lista por Asturias en mayo 2011.

Todos, menos LNE, saben en España que Cascos estaba dispuesto a regresar a la política. Él lo confesó sin ambages hace meses, pero era justo desde este diario desde donde se le ha hecho la vida imposible negándole el agua y la sal y actuando de altavoz de un reducido grupo, liderados por el alcalde de Oviedo, que de forma absolutamente irregular dentro de la estructura orgánica del partido llegaron nada menos que a vetarlo y a nombrar en un cónclave tabernario una candidatura alternativa.

Ya hace más o menos un mes había expresado igualmente mi enérgica protesta contra un artículo apócrifo que suscribía un tal Arturo Román que según parece es un personaje de ficción y tras el que dicen se escuda un alto directivo del periódico. Ahora mi queja lo es contra otros dos artículos infames contra Cascos de un tal Evelio G. Palacio, que a la sazón parece ser es subdirector de la publicación. Son los publicados los días 7 y 14 de octubre.

Dicho lo anterior, dejar claro que mi profesión habitual no es la de analizar textos, pero sí sé leer, sé escribir deficientemente e intento saber interpretar lo que leo. Me referiré sobremanera al artículo de este señor del día 07/10/10. En unos deleznables razonamientos gratuitos, no basados en hechos concretos, como haría cualquier informador serio, el señor Palacio hace un desarrollo metafórico en su medio de comunicación, que destila una saña inhabitual y aparentemente gratuita (a no ser que el señor Cascos le haya hecho a usted mucho daño en alguna etapa de su vida), cosa que no me consta y que debiera explicar. Aunque así fuera, la mezquindad ética que desgrana en el comentario de prensa sólo estaría bien vista en un gabinete dirigido por el ideólogo de propaganda nazi Goebbels, aquél que mantenía que una mentira dicha mil veces se convierte en una verdad, y difama que algo queda. Sin duda interpreto que es lo que intenta. Pocas veces he leído tantas descalificaciones y frases malintencionadas por centímetro cuadrado de papel. Estoy absolutamente convencido de que más de un lector habrá abandonado la lectura de su miserable y airada soflama anticasquista, por tediosa, excepto quienes estamos al tanto de la animadversión con que desde este diario se trata a Cascos. Aun así no salto de mi asombro. Seguro que usted sabe a qué está jugando, pero entre tanto muchos lectores como yo nos preguntamos una vez más ¿qué cuestiones ocultas impulsan a LNE para llevar a cabo una cruzada tan hostil contra Cascos y contra sus lícitos defensores?, porque, no lo olvide, señor Evelio, quienes apoyamos a Cascos, por mucho que a usted le disguste, no somos «cuadrilla semejante», como despectivamente nos tilda, somos lícitos defensores de una candidatura, que ya sólo LNE, descarada e interesadamente, ignora que existe. Le diré más, si Cascos no es ya a estas alturas candidato se debe sólo y exclusivamente a la labor de zapa que le vienen haciendo ustedes. Sin el altavoz y el púlpito de ese periódico, lo que LNE llama culebrón Cascos habría durado lo que un dulce a la puerta de un colegio. Su talla como político y como profesional está fuera de toda duda. Es el único crédito que le dan, es lo único que no se atreven a desmontar, porque afirmar lo contrario ya sería insultante. Ningún político en Asturias, a día de hoy, puede presentar un palmarés más brillante que el suyo. Por ello me pregunto: ¿cuál es el pago que esperan por su campaña de acoso y derribo, y de quién? Lo que usted ha hecho desde ese púlpito privilegiado ha sido simple y llanamente criticar y denigrar gravemente la figura de Cascos y de quienes lo apoyamos, y tratar, cual cacique trasnochado, de darnos lecciones magistrales retorciendo los conceptos a su antojo. Habla usted, entre otras mil lindezas, de «títeres que presumen de tener criterio propio». Eso es lo que no les mola a los caciques y a los dictadores, lo que les molesta a quienes detentan el poder y perciben que hay quien es capaz de tener criterio propio. Le tomo por la palabra, don Evelio, «yo mismo soy un títere que presumo de tener criterio propio» (literal su cita), pero prefiero ser eso, un títere con criterio, que una rata de alcantarilla harta con los despojos que me tiran los demás para que vaya subsistiendo, y usted se me antoja, por el contenido del artículo, que es un rasputín letrado (el ruso era iletrado), al que no me cabe la menor duda de que le han hecho el encargo de manipular voluntades con frases vacuas y con comparaciones extemporáneas y sacadas de contexto. La técnica es muy sencilla, se parte de una premisa falsa, que se da por cierta, y sobre ella se van argumentando sandeces y mentiras para vituperar a quien proceda.

Si por otra parte hablamos de obviedades, resulta obvio que usted en sus artículos pretendía desdibujar, embadurnar y dejar malparada la figura de un crack de la política. De Cascos, dice don Evelio G. Palacio, sólo en ese artículo, que es «pecador soberbio», narcisista, vanidoso, que se hincha como una rana que se quiere parecer a un buey, que es prepotente, temerario, un demente, un atolondrado, etcétera, etcétera. Sólo le falta llamarlo pederasta corruptor de menores. Lo describe como un ser tan maligno para la sociedad que debiera estar recluido. Hacía años que no leía un artículo con tanta saña y con tamaña sucesión de improperios y de dislates. Bazofia en estado puro, por ello le sugiero que repare y escriba sobre algunas otras de las obviedades irrebatibles, a saber:

Cascos, y conste que sólo sé de su vida y andanzas lo leído en prensa, fue el primer impulsor serio de AP en Asturias. Siendo Cascos secretario general se ganaron las elecciones generales en España en 2004 y en 2008, no en Asturias, en España, prolegómeno de la época más brillante de la historia de este país jamás conocida por todos los que hoy habitamos en él. Con Cascos como ministro de Fomento se ha producido el mayor impulso nunca conocido a la obra pública en Asturias y en España. Siendo Cascos ministro de Fomento los socialistas asturianos le obligaron a hacer una autovía bajo la ría de Villaviciosa para ponerle en dificultades y los terminó dejando con tres cuartas de narices (conste que aquella obra, con la solución de un puente como los de New York, costaba 3.000 millones de pesetas y subterránea costó 12.000 millones de pesetas. Los asturianos somos así de grandes). Cascos les hizo a los gijoneses un ramal de autovía para enlazar con Europa por Villaviciosa en vez de venir a Lugones como proponían otros (esos son los que ahora dicen que Cascos no quiere a Asturias). Cascos dejó prevista la obra y el dinero para el AVE, que de no ser por los bombazos el día del 11-M ya estaría en servicio, ¿cuándo llegará el AVE a Gijón? Ahora dicen que en 2014 llegará a Asturias, ¡eufemismos!, ¡a Pola de Lena! Desde que Cascos se ha ido las obras públicas se han atascado definitivamente en Asturias, hace poco a punto estuve de perderme en una rotonda de Castropol y conozco Asturias como la palma de mi mano. El occidente de Asturias es en carreteras de verdadera locura; en vez de obras nos dan plazos para terminar las obras, plazos que Trevín alarga y alarga como si fueran un chicle. Cascos hizo la autovía León-Benavente, sin peaje, cuando los socialistas habían dicho que iba a ser de peaje. Cascos tiene capacidad y contactos suficientes como para plantarse en Madrid, de hoy para mañana, como hacía Fraga, y para hablar con el ministro que necesita ver, ¿algún otro asturiano podría decir lo mismo? Alguien lo dijo ya hace tiempo: Cascos estoy convencido de que sería para Asturias lo que Fraga para Galicia. Nos sacaría del ostracismo, del anonimato y del ninguneo en el que nuestros políticos nos han instalado. De corrido y de memoria, si alguien da más, que lo diga.

Cuestiones negativas que se le achacan a Cascos. A Cascos algún insensato se le ocurrió decir que no debiera optar a la candidatura porque era sexagenario. Bien, Javier Fernández del PSOE lo es también y el ínclito Gabino está a punto de aterrizar en los 70. Las cosas se piensan antes de decirlas y de ponerlas en LNE, porque puedes quedar en ridículo. A Cascos se le echaba en cara el tema personal de sus matrimonios, y va Gabino y no se le ocurre más que proponer a una persona, no la candidata sino «su candidata», que con los años que tiene en temas «del cuore» puede terminar dándole sopas con honda a Cascos. A Cascos se le critica el que tiene carácter fuerte y capacidad de ordenar y de dirigir, y que dirige no prometiendo golosinas sino haciendo funcionar al personal. Bien, pues LNE recoge un día sí y otro también que es mejor un pusilánime, una marioneta, para que la maneje el de siempre.

No quiero concluir sin referirme a la frase por usted citada de la que dice es autor Albert Einstein y que reza así: «La locura es repetir una y otra vez lo mismo esperando resultados diferentes». Efectivamente, estoy totalmente de acuerdo, pues repitiendo lo mismo (con los mismos), una y otra vez desde 1999, el PP en Asturias siempre obtuvo los mismos resultados: derrota electoral. Hasta en ese burdo planteamiento se ha enrollado usted en su propia soga.

Reflexión final. Pase lo que pase ya nada volverá a ser igual en el PP de Asturias. Es cierto que hubo quien vivió «de cine» a la sombra de los socialistas durante años, pero ahora el escenario que se perfila, en mi modesto entender, es otro. Cascos casi seguro que vendrá y tiene altas posibilidades de ganar o «in extremis» de pactar porque no será baladí el que en Madrid esté el PP. Si Cascos no viene, el partido se rompe en mil pedazos y tendrán voz y voto, Ideas e incluso UPyD. Los socialistas no obtendrán mayoría absoluta. ¿Alguien cree que Morales va a pactar con los que lo echaron de su propia casa? Por suerte esta vez en el PP tenemos «una marca blanca» (Ideas) a la que agarrarnos si nos falla la marca matriz. Sea como fuere, Gabino debiera recapacitar y rectificar porque esta vez se mire el asunto por donde se mire para un determinado sector del PP pintan bastos.

José Manuel Fernández Arias, portavoz del PP en Las Regueras

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