Sabor amargo
Es este un presente amargo que no sabe a la típica sal del pasado ni al dulce recuerdo de los viejos tiempos, ni puede tampoco sazonarse con la expectativa de un futuro. Este sinsabor de un tiempo y una generación perdida en la nada, queda ya esperando las consecuencias del calentamiento global irreversible. Los valores quedaron atrás. La nobleza, el honor, la dignidad, la castidad, la honestidad, la integridad, la bondad, la justicia, la sabiduría o el amor al prójimo -como a uno mismo- han sido sustituidos por valores más prosaicos y egoístas, más salvajemente interesados, hipócritas y crueles.
Esa es la verdadera crisis, una crisis moral; porque fuimos pobres y atropellados por otras crisis en otras épocas pero no tan escasos de recursos humanos. Seguramente la abuela de usted, como la mía, dio de mamar a otros niños cuando la leche materna estaba tísica tras la Guerra Civil, o visitó a los enfermos con media docena de huevos en el delantal en la posguerra del racionamiento, o amortajó a los muertos para aliviar de ese dolor al vecino o al simple conocido. Si las instituciones, la política, los poderes públicos todos, el aparato judicial, la religión, no pueden parar su propia crisis y poner un ejemplo de honradez delante del ciudadano, la sociedad en conjunto no va a responder por sí sola.
¿Cómo detener la carrera de la violencia de todo género, el latrocinio, la droga, la inmoralidad, o la peligrosa ambición de los siniestros pescadores en río revuelto? ¿De verdad importan más los votos que se van a cosechar más adelante que las vidas humanas interrumpidas, o las vidas desgraciadas que acaban cosechando los abortos? La sociedad ya no es capaz de salirse del rebaño; si acaso, es ese individuo con agallas, que, aun dentro del rebaño de ovejas, planta cara a las cabras. Empecemos a premiar con gratitud y generosidad al noble y bueno, sea quien sea; quizá le ayudemos, y él a nosotros. "Fíjate bien en el hombre intachable, no pierdas de vista al que es recto, porque ese hombre tendrá un futuro pacífico. Pero todos los pecadores serán exterminados; para los malvados no habrá futuro" (Salmos 37:37,38).
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