Nosotros pagamos la inflación, Hacienda llena las arcas
Con motivo del alza de los precios o inflación, en todo cuanto necesitamos consumir para hacer frente a las exigencias de nuestra subsistencia, se están dando situaciones y posturas por parte de los políticos un tanto retorcidas, de manera especial, a mi entender, por quienes nos gobiernan.
Todos vemos que la situación actual, por distintos motivos, está generando esa escalada de precios, que, en el caso de España, nos hace estar a la cabeza de la subida del IPC de toda la UE.
Nuestros gobernantes alegan todo tipo de argumentos para verse libres de culpa: que si la guerra de Putin, que si la subida del gas y el petróleo, e incluso que la oposición les hace zancadillas y no les ayuda ni colabora en sus labores de gobierno.
El Gobierno acaba de anunciarnos que bajará el IVA del gas del 21% al 5%, cosa que llevaba tiempo negando poder hacer y poniendo a caldo a cuantos otros lo proponían. Todos sabemos que cuando un gobierno confecciona los PGE (Presupuestos Generales del Estado) fija unas cantidades a ingresar en concepto de impuestos; en el caso del IVA, si había presupuestado que de cada cien euros de coste del gas al consumidor le iba a cargar 21 euros de impuesto, pues resulta que ahora que ese producto cuesta el doble o triple que antes el Gobierno a su vez está recaudando también ese doble o triple del que había presupuestado. Por tanto, debemos entender que sí está en sus manos el poder hacer que a los ciudadanos la factura de gas y luz nos resulte menos gravosa; podrán poner cuantas disculpas quieran, pero en este caso, por mucho que predique la señora ministra de Hacienda haciendo alarde de su verbo fácil, que como buena andaluza le pone a esa “salsa” el gracejo propio de su tierra, algunos, aunque más torpes y menos elocuentes que ella, no estamos dispuestos a tragarnos esa “bola”. En mi opinión, nos toman por tontinos y, en cierto modo, hasta parece que lo somos, por hacer caso a charlatanes de feria, en lugar de a cuantas personas sensatas y responsables pudieran estar ejerciendo el poder en beneficio de todos, y no ciertos cantamañanas que dan la impresión de sentarse en su cama cada mañana al despertar a pensar en qué trola más o menos creíble nos pueden contar para ellos seguir disfrutando de los privilegios que da ocupar la poltrona. Siento ser tan duro, pero así lo entiendo. Nada de lo que digo obedece a ideología de ningún tipo, me baso en lo que veo, que, por cierto, cada día me gusta menos. Regalar bonos culturales y poner servicios públicos gratis huele más a compra de votos que a pretender solucionar nuestros problemas.
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