Vamos sobrados de lecciones
Estamos tan pagados de nosotros mismos que solo vemos la paja en el ojo ajeno, somos incapaces de reconocernos en nuestros errores y siempre estamos preparados para decir a los otros lo que tienen que hacer, decir o incluso pensar.
“Deberías hacer esto o aquello, no sé por qué has pensado o has dicho tal cosa” son coletillas que usamos a menudo con nuestros amigos, vecinos, parientes o compañeros de trabajo, entre otras de las muchas “víctimas” de nuestra superioridad cultural, ética, o moral.
Somos tan virtuosos que no somos capaces de mirarnos al espejo de nuestras imperfecciones, porque si rascamos descubriríamos nuestro verdadero yo y volveríamos a fijarnos en los demás y a prejuzgarles para ocultar nuestras debilidades y para seguir sacando pecho dando todo tipo de lecciones porque vamos muy sobrados, muy pero que muy sobrados.
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