El fomento de la natalidad

Leo en LA NUEVA ESPAÑA del día 25 de octubre un artículo claramente pedagógico en defensa de la urgencia de las políticas de fomento de la natalidad en Asturias, por parte de la sociedad, del Gobierno asturiano. Utiliza como defensa de su tesis los argumentos siempre utilizados en esta tesis recurrentemente presentada en los medios de comunicación, cada vez más, desde diversos ámbitos: políticos, empresariales, mass media, etcétera... y además los redondea con un guiño al lector acerca de lo tierna que resulta la imagen de muchos niños en nuestras calles, imagen que todos adoramos, por supuesto.

Pero hay algo que no acabo de entender y agradecería si alguien pudiera explicármelo a ver si de alguna puñetera vez lo entiendo, porque no me entra en la cabeza y cuando abro los ojos y miro alrededor tratando de entender el mensaje lo veo siempre al revés de lo que me dicen continuamente estos portavoces políticos, sociólogos, expertos, medios de comunicación... todos los que tienen acceso a educarnos desde su púlpito, continuamente, con su encomiable labor pedagógica sobre la plebe. Debe de ser que soy muy torpe. Y es que a día de hoy, por un lado en España hay más población que nunca (45 millones de habitantes, cuando en mi infancia había 36 millones y emigraban por millones a Alemania y América porque aquí no había sitio para tantos) y 5 millones de parados y el paro millonario es endémico desde hace muchos años, incluso en los años de la burbuja económica. Hoy hay 10 millones de brazos españoles, muchos (decenas de miles) asturianos, que desgraciadamente sobran en el sistema productivo, no se les puede encontrar un acomodo y, además, son una carga económica, porque aunque no puedan producir porque sobran como mano de obra al no haber sitio para tanta gente en el sistema productivo, tienen que comer (consumir todo tipo de recursos). Y por otro lado continuamente se nos dice que es muy urgente y cuestión de supervivencia el fomentar la natalidad, y entender que tienen que venir muchos inmigrantes y llenar esto de sus hijos, para que haya mano de obra para garantizar las pensiones y que nos salven la vida, y que tenemos que entender, aunque vaya contra nuestro pobre sentido común, que el más grave problema hoy de la sociedad (española y asturiana) es la baja natalidad y la poca población que hay, que hará que dentro de muy poco no va a haber quien trabaje, y que por ello a día de hoy, ya, tendremos que dedicar mucho presupuesto público a políticas de fomentar la natalidad, y tenemos que trabajar hasta los 70 años (de momento y mientras además estos pobres agotados de 70 años tienen que trabajar para pagar el paro de gente muy joven y capaz, que a su vez no puede acceder a un puesto de trabajo porque muchos de los que hay están ocupados por gente muy mayor). Estoy muy confuso. Nada me cuadra.

Cuando hay paro, tantísimo paro, estos niveles escandalosos de paro, el problema del sistema productivo no es de falta de mano de obra, sino de dimensión de otros recursos (capitalización, dimensión del sistema productivo, infraestructuras, empresas, calidad e interés de lo que se produce... clientela exterior a ese territorio que adquiera la producción), y cuantos más trabajadores metamos en este territorio (por aumento de la natalidad o de la inmigración), en España o en Asturias, por encima de la capacidad de su sistema productivo de absorber mano de obra, pues únicamente más paro, más gente sin producir y necesitando consumir bienes y servicios (comida, recursos hospitalarios, salarios sociales...), más gente para apuntar al reparto de lo que se produce y sin que dicha producción aumente, y por tanto menos a recibir por cada uno, incluidos los jubilados, y nada más: más grande se hace el problema para todos, incluidos los jubilados.

Si en España, con el sistema productivo que tiene hoy funcionando, hubiera a día de hoy 10 millones menos de habitantes de los que hay (equivalentes a los 5 millones de parados y otros tantos dependientes de ellos), se produciría lo mismo, no habría apenas paro, no se consumirían los ingentes recursos educativos sanitarios, etcétera... que hoy se consumen con tanta población, podría darse mucha más calidad de estos servicios de la que hoy se da, al ser menos la cantidad necesaria, y en el reparto de la riqueza producida, que sería la misma repartida entre muchos menos, habría suficiente para mejorar mucho la calidad de vida de todos, incluido que los trabajadores se pudieran jubilar como en Francia a los 60 años sin poner en peligro el sistema.

Mientras siga habiendo este paro, este exceso de población, la población, que es muy sabia, automáticamente reduce la natalidad, es por eso por lo que disminuye. Por favor, no entren los políticos en este escenario, como un elefante en una cacharrería, gastando encima los pocos recursos que hay, con sus innecesarias políticas de fomento de la natalidad.