Si quies saber quién ye Manolín, da-y un puestín
Leyendo en LA NUEVA ESPAÑA del domingo 10 de septiembre las declaraciones del señor gerente del área V sanitaria, a la que pertenece Gijón, no sé si guiado de mi maldad o de qué otra causa, me vino a la memoria una frase que repetía con frecuencia en bable un maestro que tuve durante años en mi etapa profesional, y que reza así: “Si quies saber quién ye Manolín, da-y un puestín”, como queriendo decir que en cuanto alguien es elevado, más bien se pone del lado que quién le elevó; o yo en mi maldad, así lo entiendo.
Para empezar, debo decir que no conozco a este señor de nada y solo me estoy guiando de sus respuestas a las preguntas del periodista, y a la vez, de mi desconfianza de viejo apaleado en muchos frentes, por tanto le pido disculpas si en algo de lo que digo no coincide con su línea de actuación, para nada pretendo ofenderle ni faltarle al respeto. En ellas noto mucho de tendremos, haremos, mejoraremos, etc.
La publicidad que se da a la denominada “primera piedra” para la ampliación del Hospital de Cabueñes, del que dependo como crónico en un par de patologías, tengo que decir que me alegra que eso se ponga en marcha, pero, guiado por las malas experiencias de otras obras públicas iniciadas y nunca o muy tarde terminadas, tengo que decir que lo importante no es saber cuándo se pone la primera piedra, sino saber cuándo se pondrá el último ladrillo; pues ya se sabe que: “Las obras de palacio van despacio”, ejemplos tenemos en Asturias para dar y tomar, y desconfío de que esta de Cabueñes acabe como tantas otras, en décadas de retraso.
Cuando se refiere a cómo está funcionando la sanidad pública en el área V, a mí no me coinciden los datos que él da con los que yo padezco. Soy crónico de una dolencia de Oftalmología, y me atrevo a decir que ese departamento dependiente de Cabueñes funciona, a mi entender, vergonzosamente lento. Pasas meses de espera para ser visto en Pumarín y, si lo consideran oportuno, te dicen que te citarán a Cabueñes para una campimetría, que a su vez te hace esperar meses y más meses; hecha esta, y para acabar el baile, te dicen que serás citado para saber el resultado y, cuando por fin, tras meses de espera, te dicen qué medicación procede aplicarte, resulta que te la recetan y vuelven a olvidarse de ti, durante meses, sin que uno pueda tener la certeza de que la medicación recetada está cumpliendo su cometido terapéutico o si por el contrario no está sirviendo para nada, o, peor aún, te está perjudicando.
Yo no sé dónde está el fallo, pero una sanidad que funciona con esa lentitud, a mi entender, ni es sanidad ni es nada. Podrán prometernos hacer y hacer y hacer, pero lo que algunos necesitamos ver es que lo que ya se está haciendo funciona eficazmente y con prontitud, y, yo al menos, no veo que sea así.
José Luis Álvarez Lauret
Gijón
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