Nuestra condición humana
Hoy se habla de la condición humana como tarea. Y sobre todo de las funciones defectuosas que como el cuerpo se han de arreglar y, vaciándonos como seres humanos, construir una realidad humana vaciada de toda memoria de humanidad. Pero para muchos ya no se trata de reparar nuestra finitud. ¿De una búsqueda de lo eterno? Pero, sin embargo, no es este mi camino, lo que muchos buscamos.
No soy quien para hacerles frente a tales desafíos. Por lo demás, bienvenidos sean todos los adelantos positivos de la tecnociencia moderna. Pero, ya mayor, espero que en el más allá encuentre un futuro de vida personal y social con el joven que se suicida en Chamberí tras ser abandonado por su novia; con Chano (Tenderina), que tanta confianza y amistad depositó en mí; con Carlos (Somiedo), compañero de chabola; con los muertos al frío en las estaciones de iglesia y Alonso Martínez; con tantos que a mi lado sufrieron; con los pobres que me ayudaron, me dieron de comer y cuidaron de mí. Bienvenida sea la ciencia, lo digo con sinceridad. Pero, a estas alturas de mi vida, no quiero vivir tampoco el tradicionalismo que es la fe muerta de los vivos, sino también vivir la fe viva de mis muertos.
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