Morir en la sanidad pública
Mi padre ingresó en el Hospital San Agustín de Avilés el día 4 de junio y falleció en mi presencia en ese mismo lugar el día 20 del mismo mes.
En ese tiempo pude observar la calidad humana del equipo sanitario que lo atendía. Gracias.
Mi familia y o hacíamos turnos veinticuatro horas en el hospital para atender a mi padre.
Durante esos dieciséis días allí, me di cuenta también de la carencia de personal que había en esa planta sexta, cuando los timbres de las habitaciones sonaban pidiendo atenciones sanitarias.
Ahí me pregunté por qué a los políticos se les llena la boca reivindicando "lo público" cuando lo único que hacen es subirse sus sueldos y los impuestos al ciudadano. No se contrata personal sanitario en ese Hospital de Avilés, sobrecargando de trabajo al que ya existe en plantilla. Consecuencias: estrés laboral con vulneración de la ley de Prevención de Riesgos Laborales, y finalmente, baja laboral. Baja que sufre el paciente, que no puede ser atendido, por ejemplo, cuando ensucia su propio pañal, causándole dolorosas irritaciones.
Señores del Gobierno, Consejería de Sanidad, Sespa, contraten ustedes más personal porque los sanitarios lo precisan y los pacientes necesitan morir con dignidad y no con dolores por la carencia de contratos.
Muchas gracias también al señor J. T. por su eficaz labor en las gestiones fúnebres para con mi padre.
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