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Terremoto político en Suecia

15 de Septiembre del 2022 - J. J. J. Suárez González (Gijón)

Llama mucho la atención la poca cobertura mediática que se está dando a este asunto en España, muchísima menos cobertura mediática que aquel anuncio de que Suecia iba a ingresar en la OTAN, pero lo que ha pasado en el país escandinavo es un auténtico terremoto político, no solo para Suecia, también para toda Europa. Tras las elecciones parlamentarias celebradas en el país, el bloque de derechas ha obtenido 176 escaños, por 173 escaños del bloque de izquierdas. Han sido los votos por correo los que han decidido las elecciones porque tras el recuento de las urnas físicas el bloque de izquierdas aventajaba al bloque de derechas en un escaño. Entonces los medios informativos sí se apresuraron a decir que la primera ministra, Magdalena Andersson, había ganado las elecciones.

¿Qué ha pasado en Suecia?: sin duda alguna el factor fundamental de lo que ha sucedido en Suecia son los problemas derivados de una inmigración masiva, mayoritariamente musulmana radical, que ha convertido uno de los países más ricos y seguros de Europa en un gigantesco problema social y de seguridad. La inmigración musulmana en Suecia es una de las más fundamentalistas y radicales de todas las que han venido a Europa y entre ella hay miles de personas que hace muy pocos años estaban en Siria combatiendo en el Frente Al Nusra o el Estado Islámico contra Bashar al-Ássad. Por supuesto, esa gente no ha ido a Suecia a trabajar, ha ido allí porque ese país era uno de los que más ayudas sociales proporcionaban de Europa. Sin embargo, ese islamismo radical no se ha conformado con las ayudas sociales y ha tomado el control del mercado de la droga y de las mafias de la delincuencia, exactamente igual a como lo ha hecho en Francia, y eso ha provocado el crecimiento exponencial de los delitos de carácter grave. En España ese proceso aún no se ha dado porque el islamismo radical es menor y porque la mayor parte del mercado de la droga está en poder de los clanes gitanos, que, eso sí, ya han tenido más de un enfrentamiento violento con los islamistas. Al mismo tiempo, el islamismo radical ha tomado el control de barrios enteros donde ya rige la Sharía y donde las leyes del Estado sueco son ya una quimera. Sí, también exactamente igual que en los barrios de las afueran de París y que en muchos otros lugares y pueblos de Francia. En este caldo de cultivo que ha propiciado el buenismo estúpido o la conspiración de la “sustitución social”, o ambas cosas, ha crecido como la espuma la extrema derecha, como ha pasado también en otros países de Europa, una extrema derecha muy inteligente que no solo utiliza en su beneficio la indignación de los ciudadanos, tiene un componente social muchas veces mucho más beneficioso para los trabajadores que los de la izquierda. Julio Anguita era muy consciente de esto último y sabía que ese era, es, el talón de Aquiles de Vox, por eso cuando le preguntaron que si Vox era un partido fascista Anguita contestó: “Vox, no es un partido fascista, le falta el componente social, Vox es un partido ultraliberal y ultracatólico”. Para darse cuenta de que Anguita tenía razón no hace falta leer el programa político del partido de Abascal, solo hace falta ver en qué grupo está integrado en Estrasburgo. La mayoría de los partidos de la ultraderecha europea, sin embargo, tiene un carácter claramente fascista. Pues bien, el partido Demócratas de Suecia, con nada menos que un 20,6% de los votos, se ha erigido en el partido más votado del bloque de la derecha en Suecia. Resulta encantador observar los ingentes esfuerzos de algunos medios en España para calificar al SD como “populista de derecha”, “conservador”, etc., para no reconocer que la ultraderecha ha dado un puñetazo encima de las urnas en Suecia y el porqué. Sin duda en el resultado de estas elecciones también ha influido el giro en la política exterior de Suecia y la pretensión de integrarse en la OTAN. Muchos suecos no han tragado con las mentiras que les han contado y no querían que su país renunciara a su tradicional neutralidad, así que, para vengarse, han votado a la extrema derecha o simplemente se han quedado en casa. Atentos, porque eso mismo puede pasar en otros países de Europa. Algunos bromistas dicen que Zelenski es gafe y que todos los que le han dado la mano irán cayendo. La verdad es que ya van tres primeros ministros. El domingo 25 de este mes hay elecciones generales en Italia y el vértigo ya recorre Europa. Algunos ya habíamos advertido que esto sucedería, pero, ya sabe usted que cuando alguien está empeñado en suicidarse no puedes hacer nada.

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