Renovarse, símbolo de progreso
Dados los últimos, frescos e incluso un poco divertidos, por rocambolescos, acontecimientos acaecidos en el seno del Gobierno en coalición del Ayuntamiento de Gijón, nace en mí la necesidad de escribir sobre la problemática generada en un partido por culpa (esa flor fea que nadie quiere) de la persona con menos carisma que ha liderado la ciudad natal del ilustre político-jurista Gaspar Melchor de Jovellanos.
La gobernanza de una ciudad se gana gracias a participar en una lista elegida en el interno, en este caso, de la Federación Socialista Asturiana. Pues por ello no se debería uno olvidar de los suyos cuando gobierna una ciudad, verlos como los malos, como el enemigo a batir.
Esta manera de actuar ha provocado que doña Ana González lleve sufriendo enfrentamientos directos e incluso bajas desde el inicio de su mandato. Cómo no recordar sus rencillas en las anteriores primarias. Sus guerras con el anterior director general de Deportes del Principado, don Ramón Tuero, hoy concejal de su equipo.
La marcha de su concejal de Cultura a la Consejería fue vista por el equipo de gobierno como una huida, pero, en palabras públicas del propio don Alberto Ferrao, era imposible trabajar en esas circunstancias negativas por la desconfianza de su superior.
Debilitando así la estructura orgánica del partido que le ha dado la oportunidad de ser alcaldesa, antes consejera donde tuvo también la oportunidad de conocer al que hoy es su compañero de gobierno y de crítica entre la oposición don Aurelio Martín.
Una oposición en alguna ocasión un tanto falaz, creando bulos populares, tales como su residencia en Oviedo, etcétera. No favorecieron para tener a su lado a esa agrupación que esta semana hacía valer los estatutos del partido al que representan todos los implicados.
Porque si bien sabemos toda la "movida" generada respecto al hecho de que un buen número de afiliados utilizan los recursos legales para demostrar que existe democracia interna y que existe descontento para que quieran que les represente otro u otra. Lo cierto es que no se conocen claramente, al menos yo desde el humilde y externo conocimiento, los fundamentos claros que demuestren realmente cuál ha sido el tanto mal ejercicio político que ha desempeñado esa señora regidora para que masivamente se haya decidido apartarla.
Quizá las fake news antes mencionadas hayan hecho mella en su figura dando entender así una falta de recursos en su gabinete de comunicación. Ha quedado demostrado que su equipo no ha sido el mejor elegido.
No puedo obviar su largo currículum, el cual evidencia una larga trayectoria política, donde no se le conoce caso similar a este. Con fama de conciliadora, Gijón le ha explotado.
Sin más, quisiera desearle desde estas líneas un largo futuro ligado a la política, pues no nos olvidemos que su negación viene provocada por la normativa estatutaria y no por lo que solemos estar acostumbrados, prevaricación, malversación, etcétera.
¡Haxa salú!
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