La verdad colombiana
Cuando se cumplen un mes y diez días del nuevo gobierno ya hay convocada una movilización en su contra para este sábado 24-S, y otra de apoyo al ejecutivo para el 2 de octubre.
Todo "normal" para una democracia al uso, y tan anormal como se quiera dar a entender, en un país donde por vez primera en dos siglos hay un gobierno progresista que responde a expectativas y esperanzas de grandes mayorías, pero que tropieza con la oligarquía más avariciosa y violenta de Latinoamérica.
El reputado senador Iván Cepeda (cuyo padre, también senador, había sido asesinado por la narcooligarquía colombiana) ha colocado medidas urgentes para proteger a los líderes sociales, cuyo asesinato todavía no se ha logrado detener. Y también ha enumerado 40 hechos concretos en los que ha avanzado el nuevo gobierno de Petro-Márquez. Entre ellos están los pasos dados para la "paz total", a la que al parecer se habrían mostrado favorables 20 de los 22 grupos armados registrados en el país. En concreto el senador Iván formó parte de la delegación que reiniciaba los diálogos con el ELN, rotos por el presidente anterior.
En este panorama complejo, pero diferente a los meses anteriores, ¿qué papel puede jugar el Informe de la Comisión de la Verdad que fue entregado en junio?
Al presidente de Asturias y al Parlamento asturiano le fue entregada hace algunas semanas petición de "recibir" dicho informe, en el supuesto de que es una herramienta de utilidad: Hay Futuro si hay Verdad.
No se trata de ninguna petición extraña: Parlamentos y gobiernos como el vasco o el catalán, el europeo y autoridades del Gobierno español han realizado actividades específicas en torno a la Comisión de la Verdad de Colombia, lo mismo que hicieron otras similares como la de El Salvador ("De la Locura a la Esperanza" que fue editada por el Ayuntamiento de Gijón con prólogo de Tini Areces), Guatemala y otras.
Asturias, con un programa de protección a líderes sociales colombianos durante 22 años, tendría mayores motivos para ello, ahora que acaba de celebrarse también nuevo aniversario del crimen de una de las personas protegidas, Luciano Romero, y cuando dos días antes, el Parlamento vasco se hacía anfitrión de diputadas y senadores de otras autonomías, del Congreso y Senado y PE, en la "interparlamentaria para la Paz en Colombia" que funciona desde hace año y medio.
En la declaración final de la sesión en Vitoria la diversidad de siglas presentes se comprometía con "la paz total" colombiana, y antes había escuchado las propuestas del Alto Comisionado para la Paz, Danilo Rueda, y a varios comisionados de la Comisión de la Verdad, cuyo "legado" puede contribuir a esa paz anhelada.
Dicha comisión para el esclarecimiento de la verdad ha sido presentada ahora al premio "Sajarov" del Parlamento Europeo, y, aunque "se sabe" que no ganará (porque iría para Ucrania), lo cierto es que su nueva presencia en el europarlamento forma parte de la necesaria divulgación, acompañamiento, cumplimiento de recomendaciones, y apoyo irrestricto a las víctimas de la guerra en Colombia.
Y Asturias, nuestras autoridades, no debieran estar ajenas a las esperanzas y expectativas de la población colombiana para lograr vivir en paz.
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