La confusa hoja de ruta del Real Oviedo
Soy un aficionado al fútbol y otros deportes de forma pasiva, es decir, que veo los eventos deportivos que ponen en la televisión, pues para eso pago la correspondiente cuota mensual. Quiero decir con esto que no soy socio de ningún club, pero con mi aportación contribuyo a que la cadena de TV de la que soy abonado pague los derechos por las retransmisiones que ofrecen a sus abonados. Por otra parte, tampoco soy partidario de acudir al campo de fútbol, dado que mi edad y salud no me lo permiten, sobre todo ir al estadio Carlos Tartiere, donde el primer equipo de la capital asturiana juega sus partidos de la Liga de fútbol y otras competiciones. También soy asiduo lector de LA NUEVA ESPAÑA, donde acostumbro a leer las crónicas que escriben sobre los partidos de fútbol y demás competiciones deportivas.
Pero no por ello dejo de admirar a esos miles de sufridos aficionados que cada domingo acuden presencialmente a ver el partido de cada jornada, y que no se desaniman a pesar de las amargas derrotas que cosecha el equipo de sus amores, el Real Oviedo. No sé qué es lo que pasa en ese club, que, aunque cambie la dirección de la sociedad que lo sustenta, los errores que se cometen son los mismos de siempre. Desde que regresó a la categoría de plata de la Liga de fútbol, han pasado unos cuantos entrenadores, y casi ninguno dio la talla. También pasaron muchos jugadores, algunos de los cuales sentían los colores del club que les pagaba, pero otros pasaron sin pena ni gloria.
Ahora han traído un entrenador que no conoce al personal que tiene a su disposición, pues no se entiende que dos jugadores que son de reciente fichaje se pasen la mayor parte del partido en el banquillo (supongo que comiendo pipas), me refiero a Koba y Marcelo, que han demostrado que saben jugar al fútbol y mueven al equipo para intentar ganar los partidos, pero que no es suficiente ya que los delanteros andan poco finos a la hora de tirar a puerta. Mientras el entrenador y varios jugadores de renombre no se pongan las pilas, este Real Oviedo seguirá naufragando por esos campos de fútbol y en el suyo propio, que es más grave, defraudando a los aficionados, que se cansarán de tanto fracaso.
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