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Los entrenadores deben dignificar este bello deporte

19 de Septiembre del 2022 - José Viñas García (Oviedo)

Nada que hacer con Real Oviedo y Sporting, vuelven por las mismas, mismos errores temporada tras temporada. Ayer, viendo el partido del Atlético contra el Real Madrid, pudimos ver la diferencia de criterio y las formas de ver e interpretar el fútbol. Puedes tener los jugadores que quieras, pero si no hay un entrenador con temple, serio, respetado y que conciba el fútbol como lo hace Ancelotti, nos encontraremos con once jugadores incapaces de asociarse entre ellos como si fuera uno solo.

Ancelotti (así sus éxitos) les da confianza, nada de aspavientos tipo Simeone, les inculca tranquilidad, las exigencias se las impone a ellos mismos, tienen claro el papel de cada uno, no va más allá de convertirse en dueños de su parcela en el campo, todo con absoluta libertad personal, nada de imposiciones contrarias al espectáculo, la entrega y la calidad. No les coarta nada, eso sí, deben correr con criterio, sin alocarse por el campo en busca de la pelota, simplemente coordinarse mutuamente, apoyarse, y el resultado, el esperado.

El fútbol es simple, el juego y el resultado hay que buscarlo dentro de tu plantilla y no en los espectadores, ellos no juegan (ven a Simeone, pasa desde el minuto uno alentando a los aficionados a gritar en espera de superar al adversario asustándolo, en vez de hacerlo con el juego de sus jugadores), los espectadores animan, no meten goles.

Recuerdo a Lobo Carrasco, personaje peculiar, buen jugador pero pésimo entrenador, tenía ideas infantiles donde la teórica le fallaba, sus recursos (eran todos) queriendo hacer de cada jugador a imagen de sus ensoñaciones. No hay que buscar cinco patas al gato, cuatro son las adecuadas. Un buen entrenador puede que no haga un equipo; pero un mal entrenador lo puede destrozar.

Las reglas del fútbol básicas son: calidad, técnica, preparación física, estrategia, superación, coordinación, entrega, jamás darse por vencido, confianza, apoyos, coberturas, desmarques, regates, remate, ataque, defensa, repliegue... El partido es el reflejo de lo entrenado. Los gritos se dan el martes, miércoles, jueves y viernes; los sábados y domingos, serenidad y confianza, ¿quién entrena? Pues eso. A la hora del partido es cuando se plasma sobre el terreno la eficacia o el fracaso de toda la semana.

Falta algo importantísimo, el jugador que queda de reserva debe asimilar que quien sale al campo de titular lo merece tanto como él. Eso es hacer equipo.

Por lo demás, pediría a los entrenadores (a los del Oviedo y Sporting) visitar los entrenamientos de Ancelotti, supervisar sus partidos y su comportamiento en el banquillo. Huir de su antónimo: Simeone. El Atlético era un equipo querido por todos; desde la llegada de Simeone se convirtió en un equipo agrio, espeso, muy agresivo, nada de espectáculo, siempre jugando al límite de los milagros en centros, saques de banda o faltas.

El fútbol si no divierte a los jugadores y a la afición es odiosamente insufrible. No sé qué espera el Atlético para largar a ese entrenador. Imaginen en Segunda División lo que tenemos.

El fútbol es un bello deporte que Ancelotti respeta, pero que Simeone y muchos entrenadores destrozan.

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