Vigón el magnánimo
En un principio fue Díaz Ferrán. Este insigne empresario que, a Dios rogando y con el mazo dando, se arrodilla ante el Apóstol para orar y, al mismo tiempo, mandar al paro a todos sus empleados, pide para el asalariado volver a los tiempos del trabajo por el plato de lentejas. Fíate tú de estos meapilas del tres al cuarto.
Ahora, sale Vigón, el magnánimo, presidente de FADE, uno de los culpables de que nuestros hijos tengan que buscar trabajo en otras comunidades, porque él es incapaz de ofrecerlo, con que hay que adelgazar aún más al funcionariado, cosa de la cual ya se encargaron los gobiernos central y autonómico rebajando sus salarios, pero esto para Vigón no es suficiente, quiere afinar aún más la línea del funcionariado.
También se queja Vigón de que somos muchos los asturianos que comemos de papá Estado, ahora bien, le falla la memoria cuando en el negro período franquista, él y otros como él se hicieron ricos creando empresas satélites que giraban sus producciones alrededor de las deficitarias empresas nacionales como Ensidesa, Endasa, Hunosa, etcétera, pagados sus multimillonarios déficits con los Presupuestos Generales del Estado. Qué memoria más selectiva tiene este hombre.
Uno ya empieza a estar cansado de estos chatarreros, que no empresarios, que sólo quieren crear riqueza para ellos y no para el Estado en su conjunto. Para el obrero, pan y mierda y a los nueve días quitarle el pan.
Uno ya está más que harto de este empresariado, formado en la época franquista, que no crea puestos de trabajo, no sabe sentarse a una mesa de negociación para llegar a acuerdos y además no quiere que los poderes públicos den trabajo a nuestros hijos. ¿Qué coño quieren estos empresarios? ¿Vernos a todos pidiendo, muertos de hambre?
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