Signos esperanzadores en la guerra de Ucrania
INTERCAMBIO DE PRISIONEROS
Como viejo corresponsal hispano siguiendo la ruta marcada por eminentes periodistas de mi patria (Ricardo León en la guerra del 14, Augusto Assia, Jacinto Moquelarena y el propio Juan Valera, Guy Bueno, Blanco Tobío, Celso Collazo, Leguineche y otros muchos), me hubiese gustado contar la guerra ucraniana in situ más allá de los partes de guerra, avances y retrocesos, ciudades tomadas o liberadas, y al otro lado del sufrimiento que todo conflicto bélico comporta. Yo preferiría el lado ruso porque en estos días seguí los acontecimientos por medio de los órganos de difusión moscovitas, que me parecieron más imparciales y asépticos, libres de la rabiosa propaganda de nuestros rotativos y nuestras cámaras. El primer canal ruso no ocultaba las bajas y citaba el nombre de soldados y oficiales caídos en el frente, exponía las crudas imágenes de los ataques ucranianos a la población civil y citaba las torturas a las que fueron sometidos por el régimen Zelenski los reclutas rusos. Hoy los medios citados mostraban una buena noticia: la cara de un sargento ucraniano que hablaba con su familia y decía: “Domoi, domoi”. Volvemos a casa. Este prisionero de guerra “plenny” o POW representa dos cosas: 1) que el Ejército ruso se ha comportado siguiendo las reglas del código de justicia militar en tiempos de guerra; 2) no es un régimen terrorista como el de Zelenski. Esta es una guerra cruel; el general Shouju decía el otro día que en las filas rusas se produjeron seis mil caídos, pero que los ucranianos han perdido más de setenta mil hombres. La mitad del Ejército de Kiev ha sido diezmado y reemplazado por soldados de la OTAN. El grito de alegría del prisionero ucraniano que expresaba su agradecimiento al Estado mayor con un “domoi... domoi” que se clavaba en los cielos es para mí un grito de esperanza. Rusia ha recuperado Donbass y Lugansk, el motivo de este enfrentamiento bélico. Se ha conseguido el objetivo. Ahora vendrán las negociaciones. De lo contrario puede que tengamos una guerra termonuclear y el responsable de las matanzas no sería Rusia, sino la OTAN y los norteamericanos.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo