Democráticas preguntas
¿Qué hacer?
A la ciudadanía (cuando un partido se presenta por cuatro años como candidato al gobierno) se le debe decir qué programa se pretende ejecutar. Un programa que no solo sea de vaguedades, sino que entre ya en algunas concreciones y detalles. Ese programa es el que debería ser objeto de debates y de opiniones en los medios.
¿Cómo hacerlo?
Claro que los miembros del partido propondrán personas para realizar el programa. Entonces esas personas propuestas deberán presentarse en las primarias defendiendo el modo en que piensan ejecutar tal programa y deberán convencer de su eficacia para ese: ¿cómo hacerlo? Esta es la importancia de las primarias. Pero tras las elecciones, elegida esa persona por los ciudadanos, su poder ya no emanará del partido, sino de los ciudadanos o de sus representantes.
Las primarias deben existir siempre previas a cualquier convocatoria electoral, y si la persona que ha estado a cargo del gobierno ha ido ejecutando el programa del partido, como dijo que haría, debe presentar su cuenta de resultados al partido y su visión de las modificaciones necesarias que tuvo que realizar y de aquellas que considera deben incluirse en un nuevo programa. Esa persona, si lo desea, será candidata en las nuevas primarias para el nuevo programa y, si no hay propuestas de otras personas para ese nuevo programa, entonces será de nuevo la candidata a las elecciones.
¿Por qué lo hay que hacer?
Es esta una cuestión opinable e ideológica que motiva cantidad de debates absurdos: ya que se suele mirar al pasado buscando culpables y casi nunca se centra en que ese porqué se debe buscar en una nueva visión de futuro.
El círculo de las tres preguntas claves en democracia se cierra aquí, pues, en el ¿qué hay que hacer? seguro que coinciden varios partidos, pero que discreparán ideológicamente en: ¿por qué lo hay que hacer? Discrepancia manifiesta en el: ¿cómo lo hay que hacer? Que deberán elegir los ciudadanos junto a la persona que los liderará para ese menester.
Es fácil y sencillo de entender, pero la pregunta democrática ahora es: ¿nos merecemos una democracia real?
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