De fuentes mal informadas
Estamos tan acostumbrados a escuchar opiniones precipitadas y distorsionadas, sin más fundamento ni intención que echar por tierra la imagen de los demás, que no nos cuestionamos si son verídicas, inventadas o malintencionadas.
Como ocurre con demasiada frecuencia, lo que se supone que son noticias de "fuentes bien informadas", porque así lo aseguran los "informantes", no solo no se corresponden con este enunciado sino más bien al contrario, porque suelen ser, en la mayoría de las ocasiones, auténticas falacias que se lanzan al aire para llamar la atención, sin otro propósito que "chupar cámara" al precio que sea, aunque el precio lo paguen otros con el deterioro de su imagen y de su credibilidad.
Generalmente estos ataques despiadados e injustificados suelen generar polémicas y debates de los que se benefician los "provocadores", y también, en cierta medida, las emisoras o cadenas de televisión que les dan cancha, en los que siempre salen perjudicadas terceras personas que ven cómo se les ataca un día sí y otro también, hasta que surge otra noticia de este tipo que pueda despertar mayor interés.
Estas "bombas" informativas suelen acabar y eternizarse en los Juzgados, que se colapsan con asuntos de este tipo en perjuicio de otros de mayor interés que sufren, por ello, injustificados e insufribles retrasos.
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