La Nueva España » Cartas de los lectores » Aluminosis institucional

Aluminosis institucional

28 de Septiembre del 2022 - Julio L.Bueno de las Heras (Oviedo)

Estas páginas de LNE tienen la fortuna de poder convertirse, bien regularmente gracias a secciones con solera, bien por medio de colaboraciones puntuales, en un aula de formación continua (ahora LLL) en la que prestigiosos profesionales, desde sus cátedras, estudios o bufetes, llevan nuestra atención sobre cuestiones sustanciales del corpus jurídico que conciernen tanto al espíritu mismo de las leyes -frontis de alguna veterana y destacada tribuna- como a asuntos procedimentales propios de un ejercicio actual de la abogacía, dinámica y beligerante ingeniería del Derecho. El reposado tratamiento analítico de cuestiones con enjundia casi intemporal alterna frecuentemente con el flash bajo apremio periodístico sobre un último acontecer de actualidad. Actualidad sociopolítica quizá no más ni menos enrarecida que la de otros tiempos o lugares, pero que, para muchos de los que ya vamos acumulando años, sugiere -si no es que evidencia- un generalizado y acelerado despeñarse hacia el caos agudo o crónico, compitiendo con lo avanzado por las peores profecías de la literatura de ficción distópica. Y lo desalentador es que cada vez parecen tenerse, en nuestros vastos alrededores europeos y allende los mares, menos referentes que sirvan de modelo o asidero, mientras que, allá por arriba, los Cielos aparecen tan nublados -también será cosa del cambio del clima climático- que se dificulta mucho una bíblica y reconfortante comunicación bidireccional.

Puesto a ser simplista, además de pesimista, diría lo obvio, que hay dos opciones: entre una y otra de gambas por allá -entre culín y culín por acá-, cabe aceptar que un cachazudo "es lo que hay" aflore como ritual jaculatoria conformista entre escándalo y escándalo, entre violación impune y violación impune, entre corrupción y corrupción, entre traición y traición, entre vergüenza y vergüenza, entre burla y conchabeo, entre vergonzosos cortocircuitos y dolosos aparcamientos o desviaciones a vía muerta... en suma, entre asalto y asalto del poder (globalista o vicario) al ámbito de los otros poderes, como es el caso del judicial. La otra opción, que parece la más recomendable, sería hacer o, al menos, tratar de hacer algo. Y puestos a ello, como modesta y progresiva aproximación al tópico de "saber primero cuál es el problema para luego resolverlo", se debería ir identificando algunos de los problemillas que hacen de sumandos del problemón: cuáles son las bombas de relojería, donde están los campos de minas, las fisuras, las trampas, los trampantojos, las chapuzas, los errores, las estupideces, las lagunas, las contradicciones, los anacronismos, las abdicaciones, las mansedumbres y las "cordialidades" y "amabilidades" unilaterales... en suma, los puntos débiles de nuestras leyes (desde una Constitución en inconfesable pero confeso y vergonzante trance constituyente bajo cuerda, al último de los tropecientos mil decretos ley en tiempos pestosos), cuáles son las puertas de atrás de nuestro sistema judicial y cuál su subordinación o dependencia de quienes tienen sus manos bajo los faldones de los guiñoles que mueven los hilos de las marionetas. O sea, "el engranaje" en significativa radiografía por boca de encumbrada jurista.

Resumiendo, desde aquí me permito rogar a quienes nos obsequian con su sereno magisterio y a quienes sean capaces de sumarse, que, si es que no lo vienen haciendo ya o no les arredra adentrarse en procelosos jardines, que vayan incluyendo en su repertorio especializado, preferentemente de forma coordinada y sistemática, este espinoso asunto: el porqué de la vergonzosa, terrorífica y suicida endeblez de nuestro Estado de Derecho y, consecuentemente, de nuestra minusválida democracia. Quizá con un mayor conocimiento de este segundo nivel de responsabilidad patriótica -conocer el intríngulis de los controles es tan importante como entender el funcionamiento de la máquina- podamos ir previniendo la cadena de siniestros que genera nuestro voto, primer responsable de toda esta podredumbre de la que terminamos por ser víctimas finales y terminales.

Cartas

Número de cartas: 48995

Número de cartas en Diciembre: 118

Tribunas

Número de tribunas: 2175

Número de tribunas en Diciembre: 3

Condiciones
Enviar carta por internet

Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.

» Formulario de envío.

Enviar carta por correo convencional

Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:

Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo
Buscador