Desde el olvido
Los medios de comunicación no parecen dar abast,o es arduo el trabajo de hacerse camino frente al brote de cólera en Haití, el tsunami en Sumatra, o la erupción del volcán Merapi. Sin embargo, nuestros compañeros/as de Nicaragua nos escriben desde el olvido para recordarnos que allí están sufriendo las consecuencias fatales de una enfermedad de nombre impronunciable, sin que aquí se tenga noticia de ello, sin que importe, siendo así ignorado el padecimiento de comunidades enteras que son sistemáticamente ignoradas por los medios nacionales e internacionales. Y es que las autoridades de Nicaragua declararon la emergencia sanitaria en todo el país por causa de una epidemia de leptospirosis, enfermedad que ya ha provocado la muerte de 16 personas en ocho de los 17 departamentos del país, según cifras oficiales del Ministerio de Salud. La leptospirosis apareció en el noroeste del país tras las inundaciones provocadas por las intensas lluvias que causaron el desbordamiento de cauces, ríos y lagos, cuyas aguas utiliza la población para su consumo cotidiano. Esta enfermedad es común en regiones tropicales y se contrae a través del contacto de heridas en la piel con tierra, el agua estancada, la basura o la vegetación contaminada con orina de animales infectados. La leptospirosis se ha extendido de norte a sur a casi todo el país y las autoridades aceleran la distribución masiva de antibióticos y la eliminación de ratas, para contenerla.
Y, como suele suceder en el olvido, esta epidemia está afectando de forma más intensa a las áreas más empobrecidas. Las lluvias han saturado y desbordado el lago Managua, ocasionando inundaciones en las distintas zonas bajas del barrio Acahualinca, y en el basurero de la Chureca, donde Medicus Mundi Asturias desarrolla un proyecto de atención primaria en salud. Actualmente nuestra organización lleva a cabo una intervención de emergencia para evacuar y reubicar en albergues provisionales a las familias que viven hacinadas a las orillas del Lago Managua. En total, son casi 500 personas damnificadas (305 familias, 168 niños/as, y 138 mujeres, 11 de ellas embarazadas). Este trabajo no es posible sin la implicación de la ciudadanía, no hay ciudadanía sin información, y no hay información cuando hay olvido.
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