Eco del ruido de fondo
Carta abierta a Alicia Álvarez.
Leo fascinado el artículo que parafraseo en el titulo de este, publicado el 29-10-2010. Después de un brillante comienzo filosófico de alto nivel y mucho calado intelectual, al que por añadirle algo solo le falta incorporarle un par de refranes del acerbo popular sobre el tema y rematarlo con las coplas de Jorge Manrique, la autora nos encaja un torpedo de fondo; airea como éxito y justificación del venido a menos Ministerio de Igualdad, el conseguido en el tratamiento del cáncer de mama.
Resulta de difícil justificación, el expolio de un éxito medico y social de muchos años, de los profesionales que con el apoyo de la propia sociedad, superando las dificultades técnicas y los tabúes, hicieron posible la conversión de una enfermedad dramática en otra no alarmante, de normal y cotidiana solución.
Resulta ademas incoherente cuando la propia autora, reconoce y aplaude el éxito social del tratamiento de esta enfermedad, que en la actualidad tiene una tasa de curación del 90%, superior a la de muchas enfermedades a las que no se les presta mayor atención.
Como es posible que se presente todo esto como ejemplo y justificación de la gestión de toda una organización del máximo nivel de la Administración.
Con independencia de fijaciones personales, creo que postulados como los expuestos en su editorial, hacen un flaco favor a las razones que justifiquen la existencia de un organismo público de apoyo a la mujer. No pongo en duda que ello sea necesario o simplemente conveniente, la idea no es nueva, en otros países y en otros tiempos paternalistas ya existió, aunque entonces con menos manipulaciones ideológicas o mediáticas se denominaba simplemente como de la mujer.
Creo firmemente que en nuestra sociedad todavía machista es necesario apoyar y promover desde los poderes públicos el cambio de mentalidad, tanto en muchos hombres como en muchas mujeres. Sin embargo me parece un error manifiesto el querer conseguirlo por decreto, lleva a agudizar el enfrentamiento y consecuentemente retrasa la normalización. Los cambios sociales siempre son lentos, es bueno acelerarlos pero nunca fueron aceptados cuando se impusieron, y de ello, a lo largo de la historia, los progresismos pueden dar infinitos ejemplos.
Y para final, apostillar que aunque entienda necesaria la existencia de un organismo publico que vele y promueva la evolución social hacia la normalidad igualitaria de la mujer, tengo duda que sea necesaria con rango ministerial, es posible. Pero lo que si me resulta evidente es el fracaso total de la hasta hace pocos días ministra del ramo, fue incapaz de crear ni siquiera un estado de opinión favorable, y la existencia de todo un ministerio no puede quedar justificada con unas pocas campañas mediáticas, sin mayor contenido como la aquí traída, para eso bastaría con una simple oficina de comunicación.
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