Buenos y malos
Desde luego la situación es complicada muy complicada, entonces arrimar el ascua a su sardina a estas alturas resulta poco correcto ética y estéticamente.
Dicho esto, el problema de Asturias continua sin resolver. Se gasta el dinero en una ficción de Estado de bienestar que termina enterrada por la burocracia. Las ayudas europeas o los fondos estatales quedan sin gastar porque el papeleo resulta excesivo e inoperativo y nadie da soluciones.
Los localismos nos castran como región cuando podríamos tener una de las zonas metropolitanas más activas, no ya de España sino también del arco atlántico europeo.
A todo esto los alcaldes siguen a lo suyo: el Oviedín del alma se convierte en una rémora, Gijón no termina de despegar y las Cuencas, aisladas, y entonces se tarda demasiado en llegar de Gijón a Siero, demasiadas vueltas.
Más de una hora y media para un estudiante que tiene que ir por El Berrón y cambiar de tren. Resulta todo demasiado patético y antiguo. Así Asturias seguirá condenada.
Por mucha sidra y mucha fiesta y mucha gastronomía que vendamos, que por supuesto nunca sobra como elemento dinamizador, Asturias es industria y depende de ella para generar los miles de puestos de trabajo que necesitamos.
Sumario: "Nosotros, el pueblo, vemos, escuchamos y leemos"
Destacado: Los localismos nos castran como región cuando podríamos tener una de las zonas metropolitanas más activas, no ya de España sino también del arco atlántico europeo
¿Qué hacemos con las comunicaciones urbanas? Gijón es paradigmático al respecto, con un concejal de movilidad que ha decidido hacer su propia revolución, demasiado ideológica, costosa e irracional en conjunto, ya puestos ¿por qué no recupera el tranvía?
Y seguimos perdidos en la ideología sin poner las cartas sobre la mesa, con Duro Felguera que se queda en los ordenadores y el diseño mientras la deslocalización de la producción entrando por la puerta.
A todo esto la mala política se impone, el quítate tú que voy yo que soy más de la corriente afín y tu estás fuera, ya no interesas, lo que hagamos con Asturias es lo de menos.
Entonces los hay que siguen estando en Babia e insisten en comparar la guerra de Ucrania con nuestra última Guerra Civil. En sus argumentos hablan de represalias en la retaguardia y hacen parangón de las realizadas por los rebeldes nacionalistas en España, Guernica como ejemplo, con las perpetradas ahora por Putin y el ejército ruso.
Sincera y modestamente espero que Volodimir Zelenski no siga el ejemplo de las milicias republicanas en la susodicha retaguardia y sea realmente un líder respetable.
La Guerra Civil española quedó finiquitada con la vigente Constitución de 1978. Seguir acudiendo a ella en la justificación de buenos y malos sobra o es intención de generar más inestabilidad y la inestabilidad se multiplica.
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