Maniqueísmo
La palabreja es fea de verdad. No me gusta en absoluto, y menos aún que me llamasen maniqueo, que los hay en abundancia. Ser maniqueo es separar muy claramente el mal del bien y a los buenos de los malos. Se trata de una palabra extraña, pero de un hecho frecuente o diario.
Expolíticos fracasados, excuras y frailes en duda y sentimientos de inconformidad, exprofesores de mal humor y mano ligera. A toneladas. Y si uno no está conforme consigo mismo, ¿con quién lo puede estar? ¿Con la democracia? Fíjense en las críticas a la democracia socialista (mejor a los socialistas). No existen los buenos ni los malos. A España no la sacará adelante solo el PSOE ni el PP sino es entre todos: No seamos maniqueos. No hay españoles buenos y españoles malos. No somos quiénes para juzgar a los demás. Todos nuestros juicios son limitados. Además, a la gente no le ha de importar mi yo, sino lo que yo haga.
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