Menos memoria selectiva y más concordia
La ley de Memoria Democrática es la Memoria Histórica de Zapatero pero más sectaria. Cambiaron memoria "histórica" por "democrática", pero, a parte de falsear la historia, al imponerla tampoco es democrática; además, lleva el sello del Bildu, sin memoria de los más de 300 crímenes de ETA sin resolver. En la Transición, los abuelos que se enfrentaron en la fratricida guerra se reconciliaron rogando unidad y concordia, pero los nietos necios corrigieron a los abuelos y ya en el poder acabaron metiendo a España en una encrucijada similar a la de los años treomta: un Frente Popular de socialistas, comunistas, separatistas... que quieren una España de repúblicas rojas; incluso proclamaron la independencia de Cataluña como en el 34. Y si los de la II República acabaron con ella por quererla solo roja provocando la Guerra Civil, los de ahora maldicen la Transición, que maravilló al mundo y anhelan un nievo régimen.
Sabiendo eso, no es extraño que recuerden los crímenes del franquismo y se olviden del terror rojo de las checas, de Paracuellos, del genocidio católico... Que recuerden el bombardeo de Guernica pero no el de Cabra; a las 13 Rosas pero no a las 283 monjas martirizadas; a las víctimas de la Carretera de la Muerte (Málaga-Almería) pero no a las de los Trenes de la Muerte (Jaén-Alcalá de Henares). Todos los años se homenajea a los nueve comunistas arrojados en el pozo Funeres (Asturias), pero callan el Katyn republicano: cientos de cristianos arrojados al pozo de Camuñas (Toledo). Y así todo.
Tampoco cuentan la memoria que vivieron las autoridades de la II República, como la de su último presidente, D. Manuel Azaña, que manifestó: "Franco no se rebeló contra la República sino contra la chusma que se apoderó de ella". O la del Presidente en el exilio D. Claudio Sánchez Albornoz, que afirmó: "Si llegamos a ganar nosotros la guerra, se hubiese establecido el comunismo en España...".
Ante tanta humillación, el gran historiador e hispanista estadounidense Stanley G. Paine, dijo: "Oponerse a la ley de Memoria Histórica es un deber moral". Lógicamente, encima de sufrir tanta ruina económica no podemos tragar tanta miseria moral.
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