¿Indígenas que refrigeran el planeta?
Hoy da comienzo el congreso indígena en el Darién Chocoano. Esta región fue visitada por la delegación asturiana este año. La delegación asturiana presentaba sus conclusiones en la sede ONIC, con su consejero mayor, Orlando Rayo, de los pueblos amazónicos. Orlando Rayo ha estado participando de la Cumbre del Clima en Egipto. También las nuevas autoridades colombianas propugnan de forma perentoria medidas para proteger a la Amazonía y sus pueblos. De presidente a presidente, Orlando Rayo y Gustavo Petro dialogaron esta semana sobre ese tema. Dijo la autoridad indígena, en la conferencia "Oportunidades y desafíos de los pueblos indígenas para acceder al financiamiento climático": "No solamente se puede hablar de biodiversidad, sino de los pueblos indígenas y nuestro sistema propio de conocimiento que ha mantenido la vida. Los pueblos indígenas somos aliados para una transición energética con justicia climática".
Mientras tanto, en la región chocoana frontera con Panamá se ha preparado este congreso que trata de analizar el cumplimiento del acuerdo de paz para el territorio: el día 24N se cumplen seis años de la firma. Pero los pueblos indígenas y negros del Chocó siguen padeciendo en extremo la violencia, el control paramilitar, el desplazamiento forzado, el destrozo de los bosques, la imposición a la fuerza de cultivos ilícitos.
Coincide que la semana anterior se daba a conocer el premio "Gijón, Ciudad Defensora de los DD HH", y este ha sido concedido a las mujeres embera dovida, que participan también de la Uramia, una guardia indígena de protección espiritual, organizativa y efectiva de los territorios. También se conocía que dos comuneros embera, en otra zona del Chocó, eran asesinados esta semana. Carlitos Uragama Cano y Francisco Sarco Pipicay, frente a sus familiares, y con heridas graves por cinco impactos de bala infligidos a un tercer indígena que se debate entre la vida y la muerte (163 líderes sociales han sido asesinados ya este año).
¿Hay una deuda del Estado, y de los acuerdos de paz, con los pueblos del Darién Chocoano?
Según la ONIC, de los 102 pueblos indígenas de Colombia 64 estarían en riesgo de extinción.
Reconocido como un país multiétnico, que vela por la protección de su diversidad cultural -sobre el papel de la Constitución de 1991-, la Corte Constitucional identificó a 36 pueblos indígenas que están en riesgo de exterminio como consecuencia de la guerra, que dura ya 60 años.
Entre las modalidades más comunes de intimidación y agresión están los asesinatos contra líderes sociales, desplazamiento forzado, violencia sexual, masacres, combates dentro y cerca de los resguardos y territorios ancestrales, desaparición forzada, confinamiento y siembra de minas antipersonales.
La propia delegación asturiana fue retenida en marzo y controlada por un comando paramilitar en La Nueva, donde se juntan el Chontadó y el Truandó, en compañía de las autoridades indígenas.
Y no se trataba de un control temporal ni clandestino: desde 2017 los paramilitares han tomado el espacio y actúan como si fueran los dueños de las vidas y libertades. Años en que los militares de sobra saben del lugar y de los oficios de estos grupos que se hacen llamar AGC y cuyas pintadas están no solo a lo largo de las cuencas de los ríos sino en todas las ciudades y corregimientos, hasta en la misma capital de Apartadó.
Marcan territorialidad, humillan y confinan a su antojo a las comunidades indígenas y afros, y deciden si una delegación extranjera pasa o no pasa por el río Chontadó, pasando por varias comunidades indígenas embera, una wounaan de nombre Marcial, y llega a la del Jagual.
Al ejército no se le ve ni se le espera, lo que da veracidad a cierta complicidad o privatización indigna de la seguridad de los habitantes de la Selva húmeda. ¿Qué supone para las comunidades indígenas someterse forzadamente a este control paramilitar, pedir permiso para moverse, para llevar sus productos, para ejercer su propia autoridad y autonomía?
¿Llegará el acuerdo de paz al territorio, ahora que hay nuevo gobierno desde agosto?
Hace cuatro años comunidades Embera Dóbida, Katío, Wounaan y Zenú que habitan el Darién chocoano pretendían encontrar respuestas por parte del Ejecutivo para acabar con la crisis humanitaria que los aqueja y llegaron hasta Bogotá.
Estos pueblos procedentes de las cuencas de los ríos Cacarica, Truandó y Salaquí, ubicados en los municipios de Riosucio y el Carmen del Darién (Chocó), alegaban que el incumplimiento de los acuerdos de paz con las comunidades indígenas ha generado un recrudecimiento del conflicto armado insostenible.
"Estamos aquí en Bogotá para alertar sobre el aumento del reclutamiento forzado, la siembra de minas antipersonales, los asesinatos de líderes indígenas, las amenazas contra miembros de las diferentes comunidades al norte del Chocó por cuenta de los diferentes actores armados que operan en la región: Autodefensas, Clan del Golfo y guerrilla del ELN". Dijeron en la capital.
La firma del acuerdo de paz en 2016 entre el Gobierno las FARC parecía un bálsamo que prometía reducir los índices de violencia contra las comunidades indígenas y en las zonas rurales colombianas. Pero pese a las promesas hechas por el Gobierno de Santos y de Iván Duque, la situación en los territorios indígenas es crítica.
El congreso que hoy se inicia trata de revitalizar propuestas para preservar territorios y selvas de la depredación y exigir al nuevo Gobierno el cumplimiento hasta hora negado de los acuerdos para la paz de hace seis años.
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