¿Glorificación o representación real del asesino en serie?
Si no era suficiente el arrollador éxito de la serie "Dahmer" de Netflix, la plataforma ha confirmado dos nuevas temporadas basadas en otros asesinos en serie que han sido desconcertantes para la sociedad. El consumo de este tipo de productos audiovisuales está en auge y el éxito que tienen parece generar una gran recepción en los espectadores. Pero a pesar de los buenos resultados de audiencia siempre surge el mismo debate: ¿es necesario indagar de nuevo en los crímenes reales? ¿Se glorifica al asesino o se busca representar los hechos sociales que lo rodean?
Es innegable que los asesinos en serie atraen miradas, gozan de atención pública en los medios y obtienen cierta fama. No hay más que ver el enganche que generan, fans que los admiran, gente que compra sus objetos, personas que se disfrazan como ellos o usuarios que crean TikToks sobre sus historias. Parece que el solo hecho de cometer repulsivos crímenes convierte a los asesinos seriales en auténticas celebridades de la cultura popular.
No creo que el inconveniente sean las películas o las series de este tipo que, aunque es obvio que nos acercan a ciertos aspectos de la vida de los asesinos y los hacen ver como algo más próximo, también permiten reflejar cómo se comporta el sistema y cómo deberíamos reflexionar para progresar como sociedad. El problema está en cómo nos relacionamos con el contenido.
Deberíamos ser más conscientes de la delgada línea que hay entre la realidad y la ficción. Es fundamental contar las historias con respeto hacia las víctimas y que el asesino no se muestre como un ser con una inteligencia extraordinaria, sino como lo que es, un individuo sin compasión.
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