El alcohol te destruye como persona
Forma parte de la vida cotidiana, tiene relación social con celebraciones, encuentros y reuniones; está bien visto. Cuando la realidad es dramática, el alcohol se adueña de las mentes, las descabalga, convierte a personas cabales en títeres de esa adicción.
Se asocia a camaradería y alegría, cuando es un camuflaje de todo ello, bebiendo se olvidan penas y responsabilidades, se derrocha tiempo y dinero; es el causante de muchas disputas, peleas y desencuentros. Una persona que bebe a diario es un desastre para cualquier familia, para él mismo. Lo va convirtiendo en esclavo de la bebida, llega a actuar como jamás lo haría cuerdo. El alcohol perdura en su cerebro todo el día, llega a comportarse agresivo y sin razonamiento posible. Es un peligro al volante, para su familia, en el trabajo, y lo destruye como persona.
Ningún vicio es tan extendido y aceptado por todos, no hay celebración sin alcohol.
Todos pasamos por ese compartir con amigos cada día tragos, nos parecía ameno y gratificante, pero cuando pasan los meses y años dejas ese ambiente de bar, esos amigos de barra, te das cuenta que fue tiempo perdido, dejaste familia, amigos de verdad e hijos por ese alcohol pernicioso, que incluso te convierte en una piltrafa sin darte cuenta.
El alcohol debiera estar prohibido, perjudica la salud física, pero sobre todo la mental. No es verdad que se necesite para divertirte, hay mucha más vida sin alcohol que con él. El deporte, un simple paseo con tu pareja, correr o sentir la naturaleza, estar viendo a tus hijos crecer, jugar, sentir el calor de quienes te aman sin trago por el medio... Todo eso es adrenalina sana, es vida, es placer, es vivir. El alcohol es destructor. Háganme caso, huyan del alcohol como de la rabia, nada bueno les aportará. Se empieza con un sorbo y se acaba repitiendo por necesidad. Es adictivo como nada en este mundo, lo llegarás a necesitar más que a tu propia estima, te hará hacer y decir sin posibilidad de interactuar inteligentemente. Manda el alcohol.
Ahora está de moda la violencia de género, pues nadie la asocia al alcohol, creo que en un porcentaje elevado ahí está la verdadera causante de las disputas entre parejas, darle al tanque (ella y él) conlleva irreflexión y violencia, verbal y física.
¡Dejen el alcohol! El agua genera más sensación de dominio personal, convirtiéndote en dueño absoluto de todas tus decisiones y en todas las circunstancias; serás infinitamente más feliz, más sano y más respetado.
Háganme caso.
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