Sigo esperando

2 de Diciembre del 2022 - Mercedes Rodríguez de Castro Peláez (Corvera)

En las últimas semanas, los países de Finlandia y Polonia anunciaron que pondrían alambradas con concertinas (por cierto, las mismas por las que España fue denostada hasta que por fin fueron cambiadas) a lo largo de su frontera con Rusia para defenderse de la inmigración ilegal que pudiera llegar de ese y de otros países.

Sigo esperando de la ONU una reacción furibunda a dicha instalación como lo hace un día sí y otro también en una maniobra de desgaste hacia España su secretario general y el organismo como tal. Por supuesto, ni una palabra sobre la frontera de EE UU-México, donde familias enteras son separadas en un acto de barbarie sin precedentes en tiempos de paz, ni de las cárceles secretas de EE UU en países difíciles de poner en el mapa, pero seguro que son necesarias para la “paz mundial”. Por no hablar de las torturas en la cárcel de Abu Ghraib, en Irak, que la ONU ni siquiera mencionó ni desde luego condenó.

Capítulo aparte merece China y su desprecio por los Derechos Humanos, claro que ahora China no reprime a sus ciudadanos, como hace en estos días por las protestas ciudadanas, da un golpe de autoridad (es que me encanta la semántica cuando se quiere dulcificar al canalla). Pero la ONU no menciona este “pequeño detalle” no sea cosa que se enfaden y nos dejen de suministrar la tostadora, la cafetera, el coche, etc., etc., etc.

En los últimos días también se sumaron los miembros del Consejo de Europa, que, por supuesto, hicieron una condena firme contra España, dejando claro con ello que es España, el país invadido, el que no respeta los Derechos Humanos y no Marruecos, el que promovió la invasión. Durante todo el tiempo que España e Inglaterra compartieron espacio en Europa, dicho C de E nunca levantó la voz contra algo tan anacrónico como la situación de Gibraltar, pero, claro, no es lo mismo criticar a España que hacerlo a Inglaterra.

Primero digamos que todos los países que tienen una Constitución, y sus constituciones los avalan, tienen derecho a la defensa de sus fronteras, desde el interior o desde el exterior, pero eso que parece natural no lo es tanto cuando nos referimos a las fronteras con Marruecos de Ceuta y Melilla. Es posible que la ONU crea que somos unos “ocupas” del territorio, pero Ceuta pertenece al territorio español desde hace 442 años y Melilla desde hace 525 años, aún no existía Marruecos como estado, que no lo fue hasta 1956. Fue Felipe IV quien concedió la españolidad a los portugueses que habitaban el lugar y quisieron pasar a depender de la corona de España.

El tema de Marruecos con ambas ciudades viene de lejos, en concreto desde la “marcha verde” de 1975, y sus intenciones de hacerse con el control de todo el territorio que considera suyo, pero que no lo es. Esto que acabo de explicar debería de saberlo la ONU y su secretario general, pero en ese pozo de inmundicia y corrupción en que se ha convertido el organismo no hay cabida para más política que la que se desprende de los cinco países con derecho de veto y sus países satélites.

España tiene todo el derecho y el deber de proteger sus fronteras (artículo 8 del título preliminar de la Constitución) ante invasiones ilegales como la promovida por Marruecos en los últimos tiempos, dejando claro con el acto que puede chantajear al Gobierno de España donde, cuando y como quiera, al sentirse amparado por organismos internacionales.

Lástima que esos mismos organismos no condenen con la misma energía la “ocupación de Inglaterra en Gibraltar”, pero no se tocan ciertas políticas de países con poder de veto, ¿verdad, señor Guterres?

No estuve ni estoy de acuerdo con mi Gobierno sobre el cambio diplomático que ejerció en favor de Marruecos al posicionarse claramente de su lado, menos aún cuando tenemos un acuerdo de venta y compra de gas con Argelia que pasará factura (en euros también). No fue el momento oportuno y acusó un grado de debilidad que nunca debimos dar, dando a entender que se sintió intimidado por esa maniobra de invasión que se repetirá cuando Marruecos considere que es momento de una nueva vuelta de tuerca.

Pero más allá de estar o no de acuerdo con dicha decisión, este país es soberano para decidir sobre su política exterior como considere oportuno.

Las fronteras son inalienables estén donde estén, para ejemplo la invasión de Rusia sobre Ucrania, ¿o es que acaso hay fronteras de primera y de segunda categoría dependiendo de donde se encuentren?

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