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Inmenso valor del compromiso docente

11 de Diciembre del 2022 - Pablo Sanz Martínez (Oviedo)

Quisiera comenzar este homenaje recordando una hermosa historia: la de un maestro francés de Primaria que trabajaba en una muy humilde escuela en la Argelia francesa de los años cincuenta, llamado Louis Germain. Y una breve carta que recibió, al cabo del tiempo, de un antiguo alumno suyo:

"Querido señor Germain: Esperé a que se apagara un poco el ruido que me ha rodeado todos estos días antes de hablarle de todo corazón. He recibido un honor demasiado grande, que no he buscado ni pedido. Pero cuando supe la noticia, pensé primero en mi madre y después en usted. Sin usted, la mano afectuosa que tendió al pobre niñito que era yo, sin su enseñanza y ejemplo, nada de esto hubiese sucedido. No es que dé demasiada importancia a un honor de este tipo. Pero ofrece por lo menos la oportunidad de decirle lo que usted ha sido y sigue siendo para mí, y le puedo asegurar que sus esfuerzos, su trabajo y el corazón generoso que usted puso continúan siempre vivos en uno de sus pequeños discípulos, que, a pesar de los años, no ha dejado de ser su alumno agradecido.

Le abrazo con todo mi corazón".

Quien firmaba esa carta era Albert Camus. Y el honor al que se refiere en ella era su reciente concesión del Premio Nobel de Literatura, en 1957.

Emocionante, cuando menos. Pues ese maestro había hecho todo lo posible para que el escritor, entonces un niño en esa pobre escuela, cursase el Bachillerato (le acompañó personalmente el día del examen de ingreso, luchó para que sus estudios fuesen becados), convenciendo a su madre, y se lanzase, con todo su potencial, a los estudios superiores, a demostrar la enorme valía que había vislumbrado en él, para que pudiese dejar atrás el mundo al que parecía estar abocado, como pobre huérfano de guerra en una aldea perdida de la costa argelina... La enorme e incondicional confianza que siempre había puesto en él, en su pequeño alumno.

Y si traigo aquí esta historia es porque no he dejado de pensar en ella al leer el reciente exitazo de la más joven jueza española (26 años), esta gijonesa que acaba de conseguir el primer lugar en las más duras y difíciles oposiciones que hay en España, la de juez o fiscal. Dakota Sampedro, la primera de entre los más de cuatro mil aspirantes que había... Ella, al ser entrevistada hace un par de días acerca de su éxito incuestionable, se ha referido con gratitud al profesor de Secundaria que, casi en contra de lo que hubiese podido esperarse por la trayectoria escolar que arrastraba cuando se encontraron, comenzó a mostrar seguridad en ella, a animarla a proseguir, a no rendirse, a valorar sus aptitudes encubiertas, desapercibidas. Menoscabadas. Su decidido empeño en mantener siempre las más altas expectativas hacia aquella adolescente, reconduciendo su formación personal y académica, entreviendo sus capacidades orilladas, fomentando la máxima ambición en sus estudios a pesar de ese bagaje escolar con el que ella había arribado al IES Río Nora (Pola de Siero), donde coincidieron. Su certeza plena.

No sé si este otro modesto profesor seguirá en activo. Lo que sí quiero es mostrar, desde esta tribuna pública, mi agradecimiento, mi admiración y mi reconocimiento por su discreto pero poderoso y potente trabajo. Su confianza (además, como jefe de estudios entonces, luego director) en una alumna difícil, que repitió curso, que procedía de otro centro, que piraba (hacía pellas, para aquellos lectores más lejanos), a la que pretendían derivar hacia grupos de escasa valoración y dañada autoestima, cuando menos... Frente a todo ello su certidumbre, su profundo convencimiento, su seguridad, su apoyo, etcétera.

Enhorabuena, evidentemente, Dakota (señoría, aunque nos pueda parecer extraño el nuevo tratamiento hacia esta gran mujer de tan solo 26 años...). Y enhorabuena también, Daniel Gancedo, en nombre de los que siempre hemos tenido, y seguimos teniendo, las más altas expectativas hacia nuestro alumnado y su futuro. En tu caso, como en el mío y el de tantos otros, desde la excelente pero a veces tan injustamente denostada enseñanza pública. Baste verlo. Inmenso valor (en todo sentido) tu ejemplo de compromiso docente.

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