Discurso de odio a la Navidad
No a todo "quién" de "Villa Quién" le gusta la Navidad. Lo digo porque cada año aumentan los robos y desapariciones de los símbolos luminosos del nacimiento. Es todo un discurso de odio a la Navidad por parte de los Grinch correspondientes: ya no queda nada de villancicos y música navideña desde megafonía por las calles. Ellos odian el discurso de odio que se dirija a lo de ellos, pero son incapaces de odiar su propio discurso de odio hacia la Navidad. Es algo que resulta muy incongruente, aunque nada preocupante si no fuera porque gobiernan. Se hacen ignorantes de que la Navidad festeja el nacimiento de Jesús de Nazaret, quien, para cualquier ateo o no creyente que no practique el discurso del odio y no sea ignorante, es un personaje histórico de lo universal: para los cristianos algo más; para musulmanes y judíos: un profeta y un maestro. Su discurso de amor es muy claro: "Amar al prójimo como a uno mismo". Se festeja, por tanto, el nacimiento del movimiento más contrario al discurso de odio que jamás haya existido. Pero resulta que cualquier acto tradicional que se relacione con la cultura que dio lugar a la libertad individual y a la democracia (cultura a la que ellos mismos pertenecen aunque no la quieran) les es odioso. Si por ellos fuera, nada en "Villa Quién" simbolizaría el nacimiento de Jesús de Nazaret: lo que es una forma de decir que están a favor del discurso de odio en general, ya que la Navidad es un discurso de amor para todo el mundo, en el mundo. Ese discurso de amor ha ido creciendo a lo largo de la historia gracias a quienes lo propalaron y conservaron. Y lo logró, más allá de equivocaciones de equivocados, y conformó la cultura y la moral ética que educó a las gentes que crearon el amor a la libertad individual y a la democracia. Por tanto, cualquier "quién" de "Villa Quién" que conozca esta cultura sabe muy bien lo que es un discurso de odio. No en balde, en la propia Navidad se conmemora, para que no se olvide, uno de los más terribles discursos de odio que han existido: "La matanza de los inocentes". Entonces aquel recién nacido tuvo que emigrar a Egipto, donde, como familia emigrante, aún debieron de soportar algún que otro discurso de odio: pero no tan terrible como aquel del que tuvieron que huir. Además, fue un discurso de odio el que acabó con su vida por muerte de cruz. ¡Oh sí! Los cristianos sabemos lo que es un discurso de odio y lo identificamos fácilmente, pero tenemos prohibido odiar, y no odiamos a quien lo hace. Por eso la cultura cristiana prosperó, pero ustedes, que sacan bandera contra el discurso de odio con discursos de odio, nunca van a prosperar: la gente ama la fuente de amor de esa cultura de libertad del otro para equivocarse y de democracia para todos. Y en ella seguirán, bebiendo y festejando su nacimiento.
Por favor, cambien. Hasta el Grinch supo hacerlo. Pero no lo hagan porque sí, háganlo porque pueden ganar más votos.
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