Navidades docentes
Ahora que se acercan las afamadas vacaciones de Navidad, tan populares en el ámbito académico, conviene hacer una pausa en el camino.
Una pausa para reflexionar. ¿Hacia dónde va el futuro?, ¿hacia dónde va esta profesión?
Esta profesión, sí, ser el maestro, maestra, profesor, profesora... "magistra", "'magister".
Hace años era el deleite de los bachilleres, el "summum" de las profesiones. Como se diría hoy día, "lo más", o "lo tope".
Más bien, en la actualidad es "el tope" de la precariedad y de la miseria. Y de una larga lista de sinónimos. No de antónimos.
Llevo poco tiempo en Educación, poco pero el suficiente y ancho de la enormidad del mundo para darme cuenta de que no hay futuro para nuestros hijos e hijas, para los pagadores de las pensiones del mañana, puesto que hoy los formantes no tenemos ni presente.
Estamos en manos del libre arbitrio de los gobernantes, que obviamente llevan solo el nombre. Las no leyes de Educación van dirigidas a hacer perder el tiempo a los profesores, ya que no hay unanimidad de criterios y empobrecen la formación de nuestros pupilos cada vez más.
Y por si esto fuera poco, además de trabajar en casa en las no leyes, ser enfermeros/as (porque no hay en los centros), madres, padres, animadores socioculturales, jardineros, tiktokers, cineastas, telefonistas, secretarias, secretarios y dinamizadores varios..., no hay recursos.
No tenemos esas clases tan bonitas y calentitas, ni esas instalaciones tan espectaculares que se ven en las pelis americanas. Y siendo como los críos, el ambiente así desanima a cualquiera. Y no, no es porque no sea una peli española, es porque el Gobierno no nos da nada.
Ni las gracias; bueno, eso sí, a veces. Una postal muy mona por SAUCE.
Y ya el Gobierno, sí, ese que vamos a decidir enseguida, y sí, que nos hace dar contenidos que no van a ningún lado (repetir lo mismo como loros una y otra vez), hace que cada vez sea más difícil conciliar la vida laboral y familiar. Las enfermedades, las muertes de nuestros seres queridos, la vida de quienes enseñan con excesiva burocracia. Quizá son los documentos que ellos deberían justificar ante nosotros, la ciudadanía.
Yo aún no los he visto.
Como fruto de esta misiva, no hay un "Felices Navidades, profe" o "Hasta el año que viene", sino una cierta desesperanza como aquella de Larra: "Aquí yace la profesión más bella de la historia, y del mundo".
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