Medios e incomunicación
Hace unos años llegamos a dudar de nuestra evolución personal y familiar, a cuestionarnos si estaríamos convirtiéndonos en seres raros, desfasados o anticuados, pues apreciábamos que se estaban originando o imponiendo ciertos cambios o tendencias sociales en nuestro entorno más próximo y nosotros continuábamos sin subirnos al carro. Por ejemplo, no tener televisores en la cocina ni en la habitación, sino tan sólo en el salón, solía provocar gestos o comentarios de incredulidad o sorpresa; carecer de videoconsola y no mostrar demasiado interés por esta forma de entretenimiento, no era sinónimo de modernidad y progreso; estimar innecesaria e inadecuada la instalación de Internet o del televisor en la habitación de la niña, podía crearte la imagen de ser poco enrollado y estar chapado a la antigua.
Después de un tiempo seguimos básicamente como estábamos en cuanto al número de aparatos se refiere, aunque hemos compartido las comidas conversando tranquilamente en la cocina y, además, nuestra hija adolescente no es una desconocida que al cruzarse por el pasillo te pide dinero.
Obviamete, el problema no reside en los medios, sino en su uso o utilización.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo

