La hermandad de los primos
No es la primera vez que escribo sobre la figura de los primos y su verdadero significado, y siempre que me reúno con ellos, con los que formaron parte esencial de mi vida en la niñez y en la juventud, me invade una gran emoción, que muy probablemente no se siente del mismo modo en cualquier otra manifestación de cariño de carácter familiar.
Si se tiene la fortuna de nacer en el seno de una de las llamadas “familias bien avenidas” se da por hecho el amor entre padres, hijos, hermanos y abuelos, pero no se considera al mismo nivel la relación que se establece entre primos, siendo esta, sin duda, la mejor posible al margen de la estrictamente parental, porque es menos “obligada” y puede resultar más satisfactoria.
Ya lo he dicho en alguna otra ocasión y no me importa repetirlo las veces que haga falta, que yo me considero un “primo”, y digo esto con emoción y el orgullo de haber disfrutado de mis primos, de todos mis primos, desde los primeros años, de seguir disfrutando de ellos cuando estoy a punto de cumplir ochenta años, y de continuar viéndonos de vez en cuando pero siempre con la misma alegría, con la emoción contenida de saber que nos queremos, que nos queremos de verdad. Es fantástico descubrirlo cada vez que nos encontramos.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo

