La sierra de Caramulo y el doctor Lacerda

Caramulo es una sierra y también una pequeña localidad portuguesas situadas a unos cincuenta kilómetros de la costa atlántica, a la altura de la ciudad de Aveiro y a treinta de la de Viseu. Se extiende de norte a sur y es vecina de la gran Serra da Estrela, la montaña más extensa y más alta de Portugal, con el pico de mayor altitud del país, a 1993 metros en el llamado Alto da Torre, en el mismísimo centro de la región de la Beira, que tiene cerca de treinta mil kilómetros cuadrados, extendidos también en el centro de Portugal. “Beira”, en portugués, significa “margen”, “proximidad”, “vera” y la región que lleva ese nombre tiene unos tres mil kilómetros cuadrados, en los distritos administrativos de Aveiro, Coimbra, Guarda, Viseu y Castelo Branco.

La Serra de Caramulo es mucho más modesta en extensión que su vecina Estrela, tiene apenas tres o cuatro decenas de kilómetros cuadrados y su altitud es de 1073 metros en la cumbre más alta, llamada Caramulinho, y unos 1.050 en la segunda, que con el nombre de Cabeço da Neve es un espléndido mirador para todo el amplio valle, formado por varios afluentes del río Dão -con una vega muy conocida, entre otras cosas por sus balnearios y excelentes vinos-, que desemboca en el Mondego, “el río más portugués” porque es el más grande y largo de los que nacen y mueren en el país.

Esta sierra acoge varias pequeñas aldeas a lo largo y ancho en su extensión de terrenos graníticos y pizarrosos de brezos y retamas, riachuelos de aguas limpias y aires puros, hórreos de granito y arbolados diseminados de pinos robles y castaños. Tiene, entre caminos empedrados, algunos vestigios romanos e incluso dólmenes y pilastras o antas megalíticas que evocan la prehistoria.

La población que centra la serranía, también denominada Caramulo, tiene algo más de mil habitantes y está constituida por un complejo de edificaciones sanitarias que en la primera mitad del siglo pasado se alzaron con la idea de ofrecer un ámbito excelente para la prevención y el tratamiento de la entonces extendida enfermedad tuberculosa y llegó a constituir el referente mayor y más prestigioso no solo del país luso sino de la península Ibérica, ya que además de portugueses muchos españoles fueron allí para defenderse de la tuberculosis y también de la Guerra Civil de 1936-39. Todo fue posible gracias a la extraordinaria idea y al notable empuje y desarrollo que imprimió allí, desde 1921, el célebre médico Jerónimo Lacerda.

Dicho doctor, nacido en Coimbra en 1889, hizo la carrera universitaria en su ciudad y tras ser profesor universitario de psiquiatría y formar parte del Corpo Expedicionário Português en 1917-1918 como teniente miliciano en la Primera Guerra Mundial, al regresar a Portugal se dedicó al tratamiento de la tuberculosis en el Hospital de Viseu, para continuar luego como médico municipal de Tondela. Desde allí comenzó a dirigir la empresa de constituir, en la sierra del aire puro y de los riachuelos límpidos, el referido complejo sanitario antituberculoso, referente de la lucha antituberculosa en la península Ibérica, hasta que esta enfermedad dejó de ser epidémica en Europa.

En Caramulo nacieron sus dos hijos, que continuaron trabajando con ilusión en la promoción de la localidad; el primero, Abel Lacerda, llevado por su pasión artística comenzó una colección de quinientas piezas de pintura, escultura, mobiliario, cerámica y tapicerías, desde el antiguo Egipto hasta Picasso. Pero murió a los 36 años de edad en un accidente de automóvil y su hermano João le tomó el relevo y en 1959 inauguró el Museu de Caramulo, al que le añadió y le añadió también colección de automóviles y otros vehículos de motor de época, entre los que hay algunos de mucho valor intrínseco y otros llamativos por algunas anécdotas históricas.

Y ya allí, vale la pena visitar a pocos kilómetros de esta población, junto a Tondela, la capital del concejo, “a casa mais bonita da Beira Alta” como lugar de interés histórico y artístico. Es el Solar de Vilar, un palacio barroco, de la segunda mitad del siglo XVIII, ampliamente ajardinado, que tiene un aire a la famosa Casa Mateus (o Solar de Mateus) de Vila Real, porque la construyó Manuel Ferreira, maestro de albañilería, que había trabajado con el famoso arquitecto de origen italiano Nicolau Nasoni, autor y director de obra del palacio del Freixo y la Torre de los Clérigos en Porto, el santuario de Nossa Senhora dos Remedios de Lamego y muchos otros edificios significativos del norte de Portugal. Como dicho Solar de Mateus, este se trata de un palacio de familia noble, con una solemne fachada de piedra muy elaborada en una escalinata de acceso principal, ventanas con capilla, jardines, grandes salas, balcones, pináculos, jardines, estanques, incluso -también como Casa Mateus- una enramada en forma de “túnel verde”. En el interior, numerosos salones con techos de madera tallada y una decoración rica. Lo habita la familia, a la vez que sirve como lugar para celebraciones de eventos culturales y sociales, bodas y otras celebraciones; además, puede visitarse con guía en un régimen de horario también para turistas. En fin, otro de los muchos rincones portugueses llenos de encanto que te encuentras sin esperar o que vas a buscar porque sabías de él.