La memoria histórica... del hambre
Leo en LA NUEVA ESPAÑA del jueves 28 de octubre de 2010 que hay dos veces más pobres que en 2007. ¿Podemos decir que es a causa de la crisis? Indudablemente, pienso que no, excepto, si los ricos ahora y a consecuencia de la mencionada crisis pasaron a ser menos ricos, lo que no tengo nada claro que haya sucedido así.
Cáritas atendió de urgencia a ochocientas mil personas (800.000) en España el año pasado, ciento cincuenta mil (150.000) más que el año anterior y el doble que hace dos años.
Verdaderamente, esta democracia (ya ni lo entrecomillo) cada día que pasa me asombra más, me ha tocado vivir cuarenta años de dictadura y después de ésta ¿qué está ocurriendo? ¿Por qué esas hambrunas en el siglo XXI, cuando hay alimentos suficientes para satisfacer las necesidades de todos los españoles/as? Hoy me referiré solamente al hambre que padecen muchísimas personas en España).
Como me nacieron un poquito corto de entendimiento, yo pensaba que, después de una dictadura de cuarenta años (mes arriba, mes abajo), habría más igualdad a la hora de poner la mesa, pero me equivoqué. Antes de la «crisis» (esto sí lo entrecomillo porque no ha sido para todos equitativamente; según comentarios de la calle, el señor Zapatero no ha perdido el tiempo y se apresuró a «donarles» a los bancos unos dineros de los impuestos de los españoles/as porque parecer ser que sus cajas fuertes, sin saber cómo, se habían quedado en pura calderilla) en España había nueve millones de personas viviendo por debajo del umbral de la pobreza. Me aterroriza pensar cuántas habrá con esa crisis galopante que sabe Dios quién la inventó.
Señor Zapatero: me tomo la libertad de decirle a usted que ser presidente del Gobierno de la nación implica más que viajar por el mundo y ponerse un micrófono para decir cositas que su auditorio quiere oír, cositas que previamente sus decenas de asesores (imagino que bien pagados) ya se lo habrán escrito en el papelito para el discurso correspondiente.
No, señor Zapatero: el presidente del Gobierno de una nación tiene que «estrujarse su mollera» (léase cabeza) para que sus gobernados no pasen hambre. Se seguir así, me temo que el número de personas carentes de alimentos se dispare en unos cuantos millones más, lo que no deja de ser una vergüenza gubernativa.
Esos emolumentos salariales de doscientos cuarenta mil euros que percibe alguna señora de su Gobierno son un insulto a la pobreza de millones de españoles; y que le conste, señor Zapatero, que estamos hablando solamente de un salario (o de tres en uno) porque en las altas esferas los hay muy parecidos en cuanto a la cantidad económica de cada uno.
Para terminar, señor presidente, no olvide que, a la hora de comer, todos y todas somos iguales. Muchas gracias.
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