Que no caigan en saco roto las palabras del Rey
Por mucho que se hayan publicado durante dos días en grandes titulares de la prensa y de que haya abierto la últimas 48 horas todos los informativos de radio y de televisión, tengo la sensación de que las palabras de Felipe VI en el discurso de Navidad no van a hacer el efecto deseado porque la situación política está tan crispada y muy probablemente los destinatarios de las mismas van a mirar para otro lado, como si la cosa no fuera con ellos.
El Rey ha centrado su discurso en el peligro que supone para la convivencia la inestabilidad política, que puede derivar en un peligro real para las instituciones, una manera muy elocuente de decir a los políticos que bajen el nivel de crispación y de descalificaciones por las graves consecuencias que puede tener para la convivencia y para la propia democracia, que están sufriendo un serio deterioro.
Felipe VI ha sido bastante directo en sus alusiones a una clase política que no está haciendo sus deberes como corresponde, y les ha instado, indirectamente, a ponerse la pilas para ponerle remedio, un mensaje claro y directo que esperemos no caiga en saco roto como en tantas otras ocasiones.
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