La distancia es el olvido
La memoria nos juega malas pasadas, quién no se encontró con personas que hace muchos años no veía, te saludan con efusión y cariño pero tú no sabes cómo reaccionar al olvidarte hasta de su nombre. Sabes que sí, que en su día formaba parte de tu entorno laboral o de ocio, pero los años no pasan en balde. Es curioso, eso no ocurre con los amigos de la niñez.
A mí me ocurrió por primera vez en un encuentro con antiguos guerrilleros de la COE, dejamos pasar 35 años desde la mili para volver a saludarnos en una comida que se repitió durante pocos años, por eso, los mayores de 55 años ya no se correspondían con aquellos jóvenes de 21 años. Cada cual formó su familia, fraguó su proyecto de vida, todo con sus peculiaridades. ¡Ya no eran los mismos! Si quieren conservar amistades, no dejen pasar tanto tiempo, ya no será lo mismo.
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